FUNDACIÓN TU NUEVA ALEGRÍA

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lunes, 21 de octubre de 2013




Cinco claves para progresar

“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”. Mateo 13:44

Clave 1: Hallar. “Buscad y hallaréis, porque todo aquel que busca, halla”. Aun oportunidades que aparecen de forma inesperada, son aprovechadas por aquellos que están buscando.

Clave 2: Esconder. Esto significa callarse la boca. Cuando aparece un negocio o una oportunidad laboral, hasta que se concrete no la andes divulgando, escóndela, para que otro no se te anticipe.

Clave 3: Sacrificar. Dice que va y vende todo lo que tiene, no retacea ni escatima esfuerzo por lograr lo que desea.
La mayoría de las personas no están dispuestas a sacrificar todo en pro de un objetivo, por eso solamente progresan muy pocos.

Clave 4: Gozarse. “Y gozoso por ello, va y vende todo lo que tiene”. No solo sacrifica, sino que además se goza al hacerlo.
La mayoría de las personas no saben gozarse a la hora de realizar esfuerzos que verdaderamente bendicen su vida, y aun realizándolos se amargan en el proceso.

Clave 5: Concretar. “Y compra aquel campo”, es decir, concreta lo que deseas obtener. No te olvides que si corres toda la carrera pero abandonas antes de la llegada, el resultado es el mismo que si no hubieras corrido.
Busca lo que deseas hallar, sabe esconderlo, y sacrifícate con gozo haciendo que se concrete en tu vida.

¡Bendigo tu vida con discernimiento para buscar, con dominio propio para esconder, con voluntad para sacrificarte, con gozo para disfrutar del proceso y con resolución para concretar lo que deseas en tu vida!

jueves, 10 de octubre de 2013



El Propósito de la Tribulación Vs. La Naturaleza de la Iglesia

Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir Mateo 25:13

Todas aquellas personas que se espantan con el estudio de la profecía, son diestros para citar este versículo como una excusa para no hacerlo.
Pero antes en el mismo pasaje, el Señor le había advertido a todo aquel que lee Su palabra profética que la entienda (Mateo 24:15).
Además, el Apóstol Pablo escribió que los eventos que llevan al final de la era no deberían tomar desprevenidos a los creyentes (1 Tesalonicenses 5:4) dando por sentado que debemos estar familiarizados con ellos.
Puesto que la Biblia no puede contradecirse a sí misma, estos pasajes deben haber estado dirigidos a diferentes públicos. Y ciertamente, un vistazo más detenido revela que tanto el momento implicado como la audiencia en estos dos pasajes de Mateo son diferentes. En Mateo 25:13 el Señor le está hablando solamente a la gente que permanece en la tierra en Su Segunda Venida, mientras que en Mateo 24:15 Él está incluyendo a todas las personas que leerán el pasaje. Y por supuesto, en 1 Tesalonicenses 5:4 Pablo se está dirigiendo a la Iglesia.
Lo que el Señor (Mateo 24:15) y Pablo (1 Tesalonicenses 5:4) están diciendo es que así como no sabremos el momento exacto de las cosas, sí debemos entender la secuencia de los eventos que nos llevan al Día del Señor. Y quizás, ningún evento en esa secuencia ha producido más controversia que el Rapto de la Iglesia, especialmente en lo que se relaciona a la gran tribulación.
Me parece a mí que lo primero que debemos hacer al tratar de obedecer la orden del Señor de entender todo esto, es que aclaremos dos cosas:
Una, el propósito de la Gran Tribulación, y
Dos, la naturaleza de la Iglesia.
El Propósito de la Gran Tribulación
La frase la Gran Tribulación se refiere a un evento específico y no a una condición general. Así como el Señor les advirtió a Sus discípulos que tanto ellos como nosotros experimentaríamos tribulación como una condición general en este mundo (Juan 16:33), Él con toda claridad identificó la Gran Tribulación como que tiene un comienzo y un final específicos. Comenzará cuando la abominación que causa desolación, y que fue predicha por el profeta Daniel, se levante en el Templo (a la mitad de los últimos siete años de la historia) y terminará justo antes del retorno del Señor, tres y medio años después (Daniel 9:24-27 & Mateo 24:29-30).
La profecía de Daniel es evidentemente judía en perspectiva como también lo es la Gran Tribulación. En el Antiguo Testamento se le llama Tiempo de Angustia para Jacob, hasta que el Señor acuñó su nuevo nombre en Mateo 24:21, pero es en el Antiguo Testamento en donde su propósito se explica.
Preguntémosle a Jeremías
Específicamente, la explicación la encontramos en Jeremías 30:1-11. Leámosla.
Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado. Porque he aquí que vienen días, dice Jehová, en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá, ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a sus padres, y la disfrutarán.
Estas, pues, son las palabras que habló Jehová acerca de Israel y de Judá. Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz. Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos todos los rostros
¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.
En aquel día, dice Jehová de los ejércitos, yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas, y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre, sino que servirán a Jehová su Dios y a David su rey, a quien yo les levantaré.
Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová, ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad; y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo, y no habrá quien le espante.
Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.
En este pasaje se predice ese evento, se explica su propósito, y el momento en que sucede queda claro. Veamos primero el momento. Según el versículo 3 esto se llevará a cabo después que Israel es reunido en la tierra, y el versículo 9 dice que el resultado será que David se convertirá en su Rey otra vez, lo cual es un a referencia Mesiánica.
Desde que este pasaje fue escrito, ha habido dos reuniones de Israel en su tierra, pero la primera, que dio inicio en el año 535 a.C., no dio como resultado que David fuera su Rey. De hecho, hasta este día los israelitas no han tenido un rey legítimo del todo desde el año 600 a.C. Tampoco fueron completamente destruidas todas las naciones entonces.
La segunda reunión empezó en el año 1948 d.C. y continúa hasta este día. A pesar de que la población de Israel se mantiene en aumento, también lo hacen las poblaciones judías en todas las naciones en las que fueron esparcidas, y aun hay más judíos fuera de Israel de los que se encuentran en la tierra. Todo eso pronto va a cambiar cuando el Señor llame a Su pueblo a retornar a la Tierra Prometida después de Su victoria en la batalla predicha por Ezequiel. (Ezequiel 39:28).
Y ahora su propósito. “Y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo” (Jeremías 30:11). La idea es que Israel tiene que ser purificado para recibir a su Rey venidero, y las naciones que rechazaron al Rey y persiguieron a Su pueblo serán destruidas.
Entonces, el propósito de la Gran Tribulación es doble; disciplinar (purificar) al pueblo de Israel para que esté preparado para recibir al Mesías venidero, y destruir completamente a las naciones en las cuales fue esparcido y que lo rechazaron a Él.
La Naturaleza de la Iglesia
Según la carta de Pablo a los Efesios, la Iglesia no es ni más ni menos que una nueva raza humana, que sale de entre judíos y gentiles pero que no comparte su destino con ninguno de los dos (Efesios 2:15-16).
El problema siempre ha sido que Dios nunca ha podido morar entre Su creación. Nuestros pecados eventualmente siempre lo han alejado de nosotros. En la cruz Él reconcilió todas las cosas para Sí, tanto las que están en la tierra como las que están en los cielos (Colosenses 1:19-20). Esto significa que, por primera vez, Él ahora ya está en paz con Su creación desde la caída del hombre. Él hizo esto al pagar el precio por todos los pecados de la humanidad. Ahora, para cada persona que lo acepte, está disponible un perdón por su comportamiento pasado, presente y futuro, y es gratuito con solo pedirlo.
Usted es un Ejemplo Perfecto de lo que Estoy Hablando
Al aceptar este perdón cada persona queda calificada, joven o vieja, judía o gentil, buena o mala, para convertirse en una nueva creación (2 Corintios 5:17). Cuando lo hacemos, le permitimos a Dios que nos mire como si estuviéramos sin pecado del todo, y de hecho, como si nunca hubiéramos pecado. Eso también requiere que la humanidad sea dividida en tres grupos: Judíos, Gentiles y la Iglesia (1 Corintios 10:32).
Es un asunto crítico que comprendamos la perspectiva de Dios en esto, porque es muy distinta a la nuestra. Para Él, la iglesia no tiene pecado, es santa y pura, y lo ha sido desde la cruz. Cualquier pecado que hayamos cometido como individuos (o que cometeremos) ha sido perdonado y olvidado. Es como si nunca ese pecado hubiera sido cometido (Efesios 1:4-8). En la cruz, la Iglesia se convirtió tan pura y santa como el mismo Dios (2 Corintios 5:21), habiendo sido hecha perfecta para siempre (Hebreos 10:14). Finalmente Dios tiene un pueblo con el que Él puede vivir en paz. Debido a que el Hombre del cielo estuvo de acuerdo en equiparse para la tierra, las personas de la tierra ahora están equipadas para el cielo.
La naturaleza de la Iglesia es ser como si no tuviera pecado. Como dijo Pablo, somos como una virgen pura (2 Corintios 11:2), sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa y sin mancha (Efesios 5:27). Nosotros hemos sido lavados de nuestros pecados en la propia sangre del Señor (Apocalipsis 1:5).
(Recientemente he podido observar un resurgimiento del punto de vista de que no todos los cristianos heredarán la vida eterna con el Señor, sino solamente aquellos que son juzgados dignos por sus obras. Este punto de vista sostiene que mientras que son salvos, algunos creyentes nacidos de nuevo en realidad van a compartir el destino de los incrédulos, y serán lanzados a las tinieblas de fuera y alejados de la presencia del Señor para siempre. Los proponentes de este punto de vista demuestran una ignorancia asombrosa de la Teología del Nuevo Testamento como se ha resumido en los versículos que se han citado aquí.)
¿Cuál es el Punto?
Primero, al no necesitar de la purificación, ningún propósito se cumple al hacer que la Iglesia pase a través de la Gran Tribulación. Y aun si la purificación fuera necesaria, ¿cómo es que el sufrimiento de una generación de creyentes puede llegar a ser útil para purificar a todas las demás generaciones de creyentes que nos han precedido?
En el caso de Israel las generaciones desde la cruz están perdidas por haber rechazado al Mesías. La disciplina de la última generación tiene la intención de llevarlos finalmente a esa realización y abrir sus ojos y sus corazones a Jesús para que el remanente del pueblo de Dios pueda ser preservado (Zacarías 12:10-13).
Pero todas las generaciones de la Iglesia han muerto en la esperanza de pasar la eternidad con el Señor como la Biblia se los prometió. ¿Es que es solamente nuestra generación la que recibirá esta promesa y luego únicamente después de pasar por la purificación de Israel? Por supuesto que no.
Segundo, el foco de la Gran Tribulación es judío y el foco de Dios parece ser ya sea Israel o la Iglesia, pero nunca ambos. (Esto lo explicó Jacobo en Hechos 15:12-18 y también Pablo en Romanos 11:25-27.) Si ustedes adoptan este punto de vista, como lo hago yo, de que la Batalla de Ezequiel 38 sucede antes de la Gran Tribulación, y se den cuenta que uno de los resultados de esa batalla es el de que Israel se vuelva a Dios (Ezequiel 39:28-29), entonces ustedes sabrán que los días de la iglesia en la tierra terminarán en ese mismo momento. El hecho de que Israel exista de nuevo es una señal importante de que el fin está cerca.
En Resumen
Por supuesto, las Escrituras prometen que la iglesia no estará presente en la Tierra durante la Gran Tribulación, lo cual hemos cubierto en detalle en otros estudios sobre el Rapto.
Mi intención en este estudio no es el de repasar esos otros estudios, sino lograr lo siguiente:
1.- Demostrar que el propósito de la Gran Tribulación es el de disciplinar a Israel y destruir completamente a las naciones que lo maltrataron y que rechazaron al Mesías, y
2.- mostrar que la Iglesia no tiene necesidad de ser purificada o disciplinada, y por consiguiente nuestra presencia aquí durante ese período estaría en oposición directa a nuestra naturaleza como la ve Dios.
Debido a esto, Dios ha prometido remover a la Iglesia mucho antes de que inicie la Gran Tribulación. En 1 Tesalonicenses 1:10 y 5:9, Pablo dijo primero que la Iglesia será rescatada de la ira de Dios y luego porque la iglesia no está puesta para la ira. Ya para Apocalipsis 6 Su ira habrá llegado. La preposición griega traducida ‘de’ en 1 Tesalonicenses 1:10, significa ser librados del tiempo, lugar o de cualquier relación con el evento. La Iglesia será rescatada del tiempo, lugar y de cualquier relación con la ira de Dios. Esta promesa también se había hecho 750 años antes en Isaías 26:20 y aún está vigente. Selah 

martes, 1 de octubre de 2013



CAMINANDO HACIA LA LIBERACIÓN DE PECADO

Fue hermoso cuando recibiste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida, es una sensación preciosa aquella de saber que todos tus pecados fueron perdonados, y la tremenda carga que había en tu conciencia desapareció a sabiendas que la pusiste en las manos de Dios acogiéndote a la promesa de Jesús quien dijo:
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” Mateo 11:28.

En el momento mismo de tu conversión a Cristo, fuiste renovado De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2ª Corintios 5:17, y esto es algo sumamente hermoso al saberte totalmente nuevo delante de Dios. Y lo que experimentaste inmediatamente después fue una felicidad que anhelabas compartir con todas las personas, cualquier detalle era una buena excusa para presentar a Cristo y hablar de tu nueva fe, vivías intensamente el primer amor, ¿lo recuerdas?, hubo quien te tildó de loco, fanático, aleluya, y en el mejor o peor de los casos, sencillamente te ignoraron, ¿lo recuerdas?

En esos días evitabas a toda costa caer en pecado y te esforzabas por rendirle a Dios culto racional Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Romanos 12:1. Y así caminaste por días, meses o incluso años, pero………

Satanás conoce mejor que tu mismo tu debilidad, así, llegaron las tentaciones, que al principio resististe con vehemencia asegurando “En Cristo soy más que vencedor”, sin embargo la tentación iba y venía, cada vez más fuerte hasta que un día, caíste en pecado. En aquella primera ocasión, el dolor fue terrible y profundo, doblaste rodilla, pediste perdón a Dios y alcanzaste misericordia, te sentías muy mal, ¿lo recuerdas? Pasados los días la tentación volvió y caíste de nuevo, una vez más te dolió, y pediste perdón a Dios, en esta ocasión el acusador susurró a tu conciencia: “hipócrita, estas jugando al cristianito, tú no eres salvo, eres un pecador perdido, Dios te va a fulminar, no te olvides que Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7), tu te estás burlando de Dios, entonces te sobrecogió un temor muy especial y clamaste a Dios nuevamente, alcanzando la paz que solo Dios en su misericordia puede dar, y tomaste la decisión de no pecar otra vez, se lo prometiste a Dios y firmaste un pacto espiritual con el Señor. Así te mantuviste por un tiempo hasta que una vez más, volviste a caer.
Está vez te sentiste mal pero un tanto desilusionado pues “Dios no te ayudó, Él sabe de tu debilidad y te dejó caer”, así que comienzas a pensar que quizá no es tan malo lo que te sucede, que a lo mejor es parte de tu preparación en la vida, estas confuso, pides ayuda y perdón a Dios, aunque te sientes hipócrita y falso. Pasan los días, no ves ningún tipo de castigo de Dios, es más, el Señor te sigue Bendiciendo, y vuelves a caer una y otra vez, así tu conciencia se cauteriza, te llegas a preguntar ¿soy salvo?, ¿acepté a Cristo?, ¿por qué no me castiga Dios? No obstante la dureza de tu corazón, cada vez que pecas, te sientes mal. Pese a que disfrutas tu pecado, la sensación inmediata es dolor en tu corazón y te preguntas a que se debe, si tú ya estás apartado del amor de Dios, pues la Biblia dice que eres como la puerca lavada que se revuelca de nuevo en el cieno o como el perro que vuelve a su vómito que se menciona en 2ª Pedro 2:22.

Sabes en tu corazón que no es bueno lo que haces, que no te edifica y lo que es más, no te deja ser feliz, pues no hay paz en tu corazón, quieres dejar ese pecado pero no puedes, no tienes fuerza, ya no clamas a Dios pues asumes que Dios ya no te quiere por hipócrita, y a tu mente vienen las palabras de Jesús…
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? Lucas 6:46.
Te sabes perdido, y sin esperanza, aun así tu corazón anhela refrigerio, quieres que Dios te perdone y quieres liberarte de ese pecado que aunque te gusta, a la vez te atormenta. Hoy entiendes a los adictos a algún tipo de droga, a quienes juzgabas con dureza diciendo que todo lo que necesitaban era fuerza de voluntad, tú te sientes peor que ellos. Clamas al cielo en lo más profundo de tu corazón, ¿qué puedo hacer para liberarme de este pecado?, y pareciera no haber respuesta. Tus “hermanos” en Cristo, te rechazan, para ellos estás perdido, eres un mal testimonio y un mal ejemplo, y si alguno acierta a dirigirte algunas palabras te dice “arrepiéntete porque te vas a ir al infierno”, así que….

¿Cómo liberarte del pecado que te ata?

Lo primero que debes entender en lo más profundo de tu corazón es que Cristo te ama, a tal grado que murió por tus pecados, es decir que Jesús ya pagó el precio de todo el mal que has hecho, y que sus brazos están extendidos para ti, Dios te ama y te perdona.

Lo segundo que debes comprender es que si te sientes triste, o mal por ese pecado, se debe a que el Espíritu Santo está redarguyendo tu corazón, no es tu conciencia, es Dios mismo, el que te demuestra que Dios no te ha abandonado.
pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas 1ª Juan 3:20. Debido a que Cristo pagó con sangre por tu alma, y te sigue amando y se conduele por ti.

No importa la opinión de los “hermanos” que te dicen que Dios no quiere nada contigo, lo que importa es lo que enseñan las Escrituras y es que el amor de Dios es tan grande que no lo podemos entender, Dios no tiene actitudes de hombre, mientras tu no puedes perdonar a quien te hace daño, Dios si te perdona todo, y el precio de tu pecado lo estás sufriendo ya al no tener paz ni felicidad en tu vida.

Una vez que en tu mente y corazón comprendas esto, debes hacer lo que Dios te indica para ser liberado de ese pecado o de los pecados que te atan.

A.- CONFIESA TU PECADO

“Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecadoSalmo 32:3-5

Es necesario que le confieses a Dios ese o esos pecados, uno por uno, con nombre y detalles, no omitas nada, dile cuanto te gusta, dile cuanto te duele, confiesa tu debilidad y tu impotencia. Derrama tu corazón delante de Dios.

B.- PIDE PERDÓN Y RESTAURACIÓN A DIOS

Dile a Dios cuanto lo sientes, y pídele perdón, no hagas pacto alguno, no prometas nada, solo pide perdón y ayuda Divina para salir adelante. Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.” Hebreos 4:14-16 Pide a Dios que en ese mismo momento restaure tu vida. No te preocupes como será la salida o la solución, sólo pide a Dios y Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Salmo 37:5

C.- DEJA QUE LA LUCHA Y LA VICTORIA SEAN DE CRISTO

Esta parte es quizá, la más difícil de comprender, pues generalmente uno trata por sus propias fuerzas de vencer al mal, lo cual es prácticamente imposible. Confías en tu conocimiento Bíblico, en tus oraciones, en ti mismo, cuando lo único que debes hace es permitir a Dios luchar y vencer por ti. Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.” 1ª Corintios 15:56-57, “No los temáis; porque Jehová vuestro Dios, él es el que pelea por vosotros” Deuteronomio 3:22.

D.- RETOMA TUS PRINCIPIOS CRISTIANOS

De manera conciente, apártate del mal, Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” 1ª Corintios 10:12-13, pide a Dios dirección cada día, mantén firme tu comunión con Dios orando en todo tiempo, cuando venga la tentación, clama a Dios Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33:3. Aliméntate de la Palabra de Dios cada día y busca la Iglesia donde congregarte para adorar a Dios.

La vida debe ser hermosa, pues eres hijo de Dios, lo que te coloca en una posición de privilegio. Dios quiere que seas feliz y que vivas en completa paz. Sólo Dios en su poder y misericordia infinita puede ganar la batalla de pecado en tu vida, permite pues que Dios lo haga por ti, no desmayes ni te desanimes, Cristo te Ama y como al hijo prodigo te recibe con los brazos abiertos para depositarte en su seno.

No dejes esta reflexión en “una lectura más”, te animo a ponerla en práctica, de tu parte se requiere voluntad y disposición, Dios conoce tu corazón y sabe como liberarte, permíteselo hacerlo hoy mismo, no lo postergues mas.

Dios te conceda la sabiduría para hacer lo correcto.

Que el Dios de los ejércitos ponga en tu corazón tanto el querer como el hacer, por buena voluntad. En Cristo Jesús, Así sea.
"La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amen." (Efesios 6:23)

Que Dios ponga en tu corazón Buscarle a El primero todos los días y leer Su Palabra, servirle en tu trabajo, escuela, casa o en cualquier lugar que esté para que El te dé y aún te añada conforme a Su voluntad Santa y Perfecta!
En El Nombre de Jesucristo, Amén.

Deja el control, déjaselo a Él y todo te saldrá bien en el tiempo perfecto de Dios.

Dios les Bendiga.
                  Nosotros sembramos la Bendita Palabra... Pero el fruto, la cosecha es de Dios