FUNDACIÓN TU NUEVA ALEGRÍA

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domingo, 28 de septiembre de 2014


Ante nuestros problemas… ALIENTO DEL CIELO

SALMO 42:1” ¿Por qué voy a desanimarme? ¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza la he puesto en DIOS, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi DIOS y Salvador!”

Si tú lees bien el pasaje, fácilmente te darás cuenta que al inicio existe un diálogo interior en la vida de una persona que está desanimada y preocupada.

Esa persona, quizás sin tener cerca a algún amigo o consejero, no tiene más remedio que hablarse a sí mismo para motivarse.

Aquí aprendemos algo muy útil para practicar en este día, donde todo se ve gris y nublado. Tú te sientes rodeado como de una nube de desánimo y preocupación. Tú estás empezando el día, o la jornada de trabajo, o estás sólo en la casa sin contar con la ayuda de nadie.

Tengo una buena noticia para darte: Si tú te aferras a DIOS, lo buscas y en oración conversa con ÉL, tú recibirás aliento del cielo aún para ordenarle a tu alma que deje de preocuparse y se renueve en alabanza y gratitud al Señor.

Cuando te lleguen los días oscuros, no te quedes callado sino levántate en fe y ordénale a tu ser interior que irrumpa en oración y alabanza porque tu esperanza y salvación vienen de nuestro DIOS. Practícalos y resultarás renovado, Bendecido y edificado.

ORACIÓN: Señor, DIOS mío. Dame la gracia de ejercitarme en la búsqueda en la paz interior de mi alma. Ayúdame, Espíritu Santo, a cambiar mi desánimo y preocupación en alabanza y gratitud a DIOS. Gracias Señor por las muestras de Tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Hay un solo patrón, y es el que Dios nos enseña para expresar el amor. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Juan 15: 9

El amor es un sentimiento hermoso, el cual se expresa de múltiples formas, ya sea por medio de un gesto, una palabra, un detalle y muchos más, los cuales serían interminables porque cada uno lo expresa diferente.
Pero el verdadero amor es aquel que nace del corazón de Dios, el cual se demuestra por medio de la obediencia. Él no nos pide regalos, ni palabras, sino hechos; porque el que ama como Dios ama sabe que tiene caminar en los principios de Su Palabra. Por eso, cuando conocemos este amor nuestra relación con Dios es mayor, pues dejamos de hacer cosas para aparentar, sino solo aquellas que Lo hagan hacer sentir bien y complacido.


Si la forma como estamos haciendo es buena, pero no es como Él nos dice, hagamos los cambios. De lo contrario en vano será toda la demostración de amor que hacemos para con Dios y los demás; porque hay un solo patrón, y es el que Dios nos enseña para expresar el amor: la obediencia.

lunes, 15 de septiembre de 2014


Caminando Juntos

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amos 3:3 Reina-Valera 1960

           El profeta Amos hace una interesantísima pregunta para todos: “¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?” Ponerse de acuerdo significa estar unánime en un asunto y por lo general deben existir dos o más personas para entrar en un convenio.  Un acuerdo empieza simplemente con una sencilla comunicación, esta puede que termine bien o termina mal. Este versículo Bíblico (Amos 3:3), aplica para todas las áreas de nuestras vidas especialmente en el matrimonio.

¿Cuántas parejas de matrimonios se han divorciado porque no han estado de acuerdo en decisiones que les concierne a ambos?

          El problema más grande y que está afectando en nuestros tiempos es que estamos viviendo en un tiempo de entretenimiento y ocupaciones que casi la gran mayoría de casados no tienen tiempo para comunicarse con sus parejas. Cuando un matrimonio decide a tomar decisiones diversas, significa que cada quien hace lo que le dé la gana y cada quien anda en diferentes direcciones. Si no andan juntos, nunca estarán de acuerdo. Yo soy Capellán consejero matrimonial y espiritual y una cosa aplico en mi matrimonio y la quiero compartir contigo. Para que un hombre y una mujer que ya se han casado caminen juntos y en un total acuerdo debe haber:

        1. Amor: Me refiero a ese enamoramiento, a esa chispa que encendió el corazón por primera vez. Me refiero a esa pasión que se sintió en el estómago cuando la viste o lo viste por primera vez. Aunque ya tengan un año o treinta años de casados, ese enamoramiento o pasión tiene que permanecer aún más fuerte entre ambos como pareja. El amor no es una emoción pasajera como mucho dicen, el amor es una relación íntima y muy profunda.
He tenido la oportunidad de ministrarle a personas que han tenido problemas y desacuerdos en sus matrimonios hasta el punto que me han dicho: “Es que ya no se siente lo mismo y no lo comprendo” “Él o ella quiere hacer una cosa y yo quiero hacer otra”.

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?

         No pueden andar juntos dos personas que no estén en un total acuerdo al menos que exista todavía amor entre ambos y ese amor los lleve a caminar juntos. El amor cubre multitud de pecados. “Y sobre todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados” (1 Pedro 4:8).
Ese amor ferviente no debe de apagarse, esa chispa debe mantenerse con las llamas encendidas en todo tiempo. Ese amor apasionado que surgió desde el principio debe prevalecer para mantener una buena comunicación de pareja. El enamoramiento del comienzo debe recordarse cada día y el hacerlo producirá recuerdos apasionados que se deben continuar para fortalecer el vínculo del matrimonio. Cabe mencionar que en las relaciones de parejas van a existir desacuerdos pero si hay amor las comunicaciones se mejoran.

         Me he encontrado con personas que me han dicho: “En mi matrimonio no existe ni un sí ni un no”, “Nunca he tenido problema en mi matrimonio”. Cuando escucho esto solamente invito a la persona a orar para arrepentimiento y restauración puesto que me está hablando mentiras. Hermanos, siempre existirá un desacuerdo entre las parejas pero está de nuestras parte cómo vamos a resolver esos desacuerdos. No podemos abrirle la puerta a satanás, es necesario reprender todo pensamiento cautivo, todo desacuerdo en el nombre de Jesús.
Esto es una guerra que tenemos que ganarla en el Nombre de Jesús, puesto que el enemigo anda como león rugiente buscando a quién devorar y su concentración está en la familia. “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales” (Efesios 6:12).
El plan de satanás es buscar todo los medios para exterminar la familia, es por esa razón que como cristianos es necesario llenarnos de todas las armaduras de Dios para luchar por nuestras familias en especial por los matrimonios. Efesios 6:10-18 La armadura de Dios
6:10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
6:11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
6:12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
6:13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
6:14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
6:15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
6:16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
6:17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
6:18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;

         Cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio inmediatamente se convierten en uno y para que caminen juntos, es necesario estar de acuerdo en todos los diálogos para que puedan caminar. Es necesario que la sabiduría de Dios esté presente en cada decisión o dialogo. Invita al Espíritu Santo de Dios en todas tus metas con tu pareja y verás cómo el Señor Todopoderoso los guiará por el mejor camino. El Señor tiene la habilidad de transformar el desacuerdo en un acuerdo. ¡Gloria a Dios!

        Para terminar voy a compartir la parábola del hijo pródigo que se encuentra en Lucas 15:11-32.El hijo no andaba de acuerdo con su padre por tanto le pidió su herencia y se fue de la casa. Él malgastó la herencia que su padre le había dado con mujeres y deleites de la vida, mientras tanto, su padre seguía amándolo y esperando por él. Cuando el hijo pródigo entró en razón, decidió volver a la casa de su padre. El padre lo recibió con alegría y gozo porque lo amaba. A partir de ese momento el padre y el hijo lograron caminar juntos y en total acuerdo.
Eso mismo ocurre cuando por desobediencia nos apartamos del Señor, Dios desea tener una comunión íntima con Sus hijos porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros. El Señor anhela que Sus hijos caminen de acuerdo a Su mandamientos, Porque Jehová conoce el camino de los justos; más la senda de los malos perecerá. Salmos 1:6

        El anhelo de Dios es que la familia que Él ha creado, ande unida y en amor pues el amor lo puede todo. “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13:4-7). 
Mateo 18:19-20 “Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidan, les será hecho por Mi Padre en el cielo.  Porque donde están dos o tres congregados en Mi Nombre, allí estoy Yo en medio de ellos. “

Oremos: Amantísimo Padre Celestial, Padre Eterno, gracias por el amor que me das cada día. Permite que este mensaje sea de bendición a todos los matrimonios y que cada uno camine juntos en total acuerdo. 
Gracias por la elección que hiciste al escoger a mi esposa (esposo) para mí. Espíritu Santo te invito a que en cada momento de mi matrimonio puedas comprender a mi esposa (esposo) y que (él, ella) me comprenda a mí. Ayúdame a caminar juntos y que juntos podamos llegar en acuerdo en nuestras conversaciones. 
Lléname de Tu amor cada día para amarte y amar a mi esposa (esposo). Señor Jesucristo, te invito a que reine en cada momento en mi hogar y que cada día las llamas del amor continúe reinando en mi relación matrimonial.
En el Nombre de Jesús, declaro Bendiciones al pueblo de Dios. Declaro que el enemigo no prevalecerá en contra de la familia en el Nombre de Jesús.
En el Nombre de Jesús declaro que la llama del amor reine y permanezca en cada matrimonio que está leyendo este mensaje. Declaro unidad para cada matrimonio que ahora mismo se encuentra en desacuerdo. 
Señor, Tú eres la Viña y nosotros somos Tu rama por lo tanto estamos conectados contigo para llevar frutos. Declaro que cada matrimonio esté conectado en Ti oh Dios.  Gracias por Tu promesas: “Si permanecen en Mí y Mis Palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá” (Juan 15:7).

¡Amén!

lunes, 8 de septiembre de 2014



EL FIN

Vuelta de Pablo a Jerusalén 

Después de haber completado su breve visita a Grecia, al fin de su tercer viaje misionero,
Pablo volvió a Jerusalén. Por este tiempo debe haber tenido cerca de sesenta años de edad; y durante veinte años había estado llevando a cabo trabajos casi sobrehumanos. Había estado viajando y predicando incesantemente, y llevando sobre su corazón pesos enormes de cuidados.
Su cuerpo estaba gastado por las enfermedades y molido por los castigos; y su pelo debe haber emblanquecido y su cara mostrado surcos por las arrugas de la edad. Sin embargo, aún no había señales de que su cuerpo estuviera en decadencia, y su espíritu todavía era tan entusiasta y tan ardiente como antes en el servicio de Cristo. Sus miras se dirigían especialmente a Roma, y antes de salir de Grecia envió a decir a los romanos que tal vez lo podrían esperar pronto; pero mientras se dirigía hacia Jerusalén por las costas de Grecia y Asia, sonó la señal de que su trabajo estaba casi concluido, y la sombra de una muerte próxima apareció en su camino.
Ciudad tras ciudad, los miembros de comunidades cristianas que tenían el don de profecía predijeron que le aguardaban cadenas y prisiones; y mientras más se aproximaba al fin de su viaje, eran más frecuentes estas profecías.
Él sentía su solemnidad; era de valiente corazón, pero demasiado humilde y reverente para que no le impusiera respeto el pensamiento de la muerte y el juicio.
Tenía varios compañeros, pero buscaba oportunidades de estar solo. Partió de entre sus convertidos como un hombre que muere, diciéndoles que no verían más su rostro. Pero cuando le rogaron que volviera y evitara el peligro amenazante rechazó suavemente sus amantes brazos, y les dijo: "¿Qué hacéis llorando y afligiéndome el corazón? Porque yo no sólo estoy presto a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el Nombre del Señor Jesús".
No sabemos qué negocio tenía entre manos que demandaba tan urgentemente su presencia en Jerusalén.
Tenía que entregar a los apóstoles una colecta para sus santos pobres, que él mismo había reunido en las iglesias gentílicas; y puede que haya sido de importancia que él hiciera este servicio personalmente. O, tal vez, estaba solícito por procurarse de los apóstoles un mensaje para sus iglesias gentiles, dando una contradicción autoritativa a las insinuaciones de sus enemigos acerca del carácter no apostólico de su evangelio.
De todas maneras había alguna cosa importante que lo llamaba, y a pesar del terror de la muerte y de las lágrimas de sus amigos fue a su destino.

Arresto

Era la fiesta de Pentecostés cuando llegó a la ciudad de sus padres, y como de costumbre en tales estaciones del año, Jerusalén estaba llena de judíos peregrinos de todas partes del mundo.
Entre éstos, por fuerza, debía haber algunos que le habían visto en su obra de evangelización en las ciudades de los paganos.
Su cólera contra él había sido reprimida en el extranjero por la interposición de las autoridades paganas; pero ¿no podrían saciar en él su venganza si lo encontraban en la capital judía, contando con todo el pueblo?

Tumulto en el templo.- Este fue el verdadero peligro en que cayó. Ciertos judíos de Éfeso, el escenario principal de sus trabajos durante esta tercera expedición, le reconocieron en el templo, y, gritando que allí estaba el hereje que blasfemaba de la nación, la ley y el templo de los judíos, le rodearon en un momento de un rabioso mar de fanáticos. Es raro que no haya sido hecho pedazos allí mismo; pero la superstición prohibía derramar sangre en el patio de los judíos, y antes de que le hubieran sacado al patio de los gentiles donde pronto le hubieran despachado, la guardia romana, cuyos centinelas se paseaban sobre la muralla desde la que se veían los patios del templo, corrieron y le tomaron bajo su protección, y cuando su capitán supo que era ciudadano romano su vida quedó completamente asegurada.

Pablo ante el sanedrín.- Pero el fanatismo de Jerusalén ya se había levantado, y rabiaba contra la protección que rodeaba a Pablo. El capitán romano, el día después de la aprehensión, le llevó al concilio para asegurarse de los cargos que se le hacían; pero la vista del prisionero levantó un clamor tan terrible que tuvo que sacarle muy deprisa para evitar que le hicieran pedazos.
¡Extraña ciudad y extraño pueblo! Nunca hubo nación alguna que produjera hijos más ricamente dotados de todo lo necesario para hacerla inmortal; nunca hubo una ciudad cuyos hijos se apegaran a ella con un afecto más apasionado; y sin embargo, como una madre furiosa, hizo pedazos a los mejores de ellos y los arrojó destrozados de su pecho.
Jerusalén dentro de pocos años sería destruida; aquí estaba el último de sus hijos inspirados y profetices, que había venido a visitarla por última vez, con un amor sin límites; pero ella le habría asesinado, si los escudos de los paganos no le hubieran salvado de su furia.

Trama de los celosos.- Cuarenta fanáticos se alistaron so pena de maldición para arrebatar a Pablo aun de entre las espadas romanas; y apenas pudo el capitán romano frustrar sus proyectos remitiéndole con una guardia poderosa a Cesárea. Esta era una ciudad romana en la costa del Mediterráneo; residencia del Gobernador de Palestina, y cuartel general de las guarniciones imperiales; y en ella el apóstol quedó completamente a salvo de la violencia de los judíos.

Prisión en Cesárea

Aquí quedó en prisión por dos años. Las autoridades judaicas trataron una y muchas veces de obtener su condenación por el Gobernador, y de que se les dejara a ellos para juzgarle como ofensor eclesiástico; pero no pudieron convencer a la autoridad romana de que hubiera sido culpable de algún crimen digno de ser juzgado por ella, ni hacer que les entregara un ciudadano romano a sus tiernas caricias.
El prisionero debió haber sido puesto en libertad, pero sus enemigos fueron tan vehementes en asegurar que era un criminal de la peor clase, que fue detenido para esperar a que viniera una prueba contra él.
Además, su libertad fue estorbada por el corrompido Gobernador Félix, esperando que la vida del jefe de una secta religiosa quizá fuera comprada por el soborno. Félix estaba interesado en su prisionero y aun le oía con gusto, como Herodes había oído al Bautista.

Razón providencial de su confinamiento.- Pablo no fue incomunicado; tenía cuando menos hasta los límites del cuartel en donde estaba detenido. Allí le podemos imaginar paseándose sobre las azoteas a orillas del mar Mediterráneo, y mirando atentamente sobre las aguas azules en dirección de Macedonia, Acaya y Éfeso, donde sus hijos espirituales estaban pensando en él, o tal vez encontrando peligros en los que necesitaban mucho de su presencia.
Fue una providencia misteriosa la que así contuvo su energía y condenó al ardiente obrero a la inactividad. Sin embargo, encontramos una razón para ello: Pablo necesitaba descanso. Después de veinte años de incesante evangelización necesitaba reposo para almacenar la cosecha de la experiencia.
Durante todo ese tiempo había estado predicando sólo aquella faz del evangelio de que tanto había pensado al principio de su vida cristiana, bajo la influencia del Espíritu revelador, en las soledades de Arabia.
Pero ahora había llegado a una edad en que, con tiempo y calma para pensar, podía penetrar a las más recónditas regiones de la verdad cual es en Jesús.
Y era  tan  importante  que  tuviera este descanso que, para asegurarlo, Dios había permitido aun su prisión.

El último evangelio de Pablo.- Durante estos dos años no escribió nada, fue un tiempo de actividad mental interna y de progreso silencioso.
Pero cuando comenzó a escribir otra vez, los resultados fueron palpables. Las epístolas escritas después de esta prisión tienen un tono más dulce y establecen opiniones de doctrina mucho más profundas que sus primeros escritos.
No hay, en verdad, inconsecuencia ni contradicción entre sus primeros y sus últimos escritos; en la Epístola a los Éfesios y en la que dirigió a los Colosenses, construye sobre los vastos cimientos de Romanos y Gálatas; pero la superestructura es más elevada y más imponente.
Él vive menos en el trabajo de Cristo y más en la persona de Él; menos en la justificación del pecador, y más en la santificación del creyente.
En el evangelio que le había sido revelado en Arabia manifestaba a Cristo como dominando la historia mundana, y mostraba su primera venida como el punto hacia el cual habían estado tendiendo los destinos de los judíos y los gentiles.
En el evangelio que le fue revelado en Cesárea el punto de vista es extraordinario: Cristo es representado como la razón para la creación de todas las cosas, y como el Señor de los ángeles y de los mundos, a cuya segunda venida se dirige el proceso gigante del universo entero, de quién, y por quién, y a quién son todas las cosas.
En las primeras epístolas el acto inicial de la vida cristiana -la justificación del alma— es explicado hasta agotar el trabajo; pero en las últimas trata de las relaciones subsecuentes para con Cristo de la persona que ya ha sido justificada.
En conformidad con esta enseñanza, todo el espectáculo de la vida cristiana es debido a una unión entre Cristo y el alma; y para la descripción de estas relaciones ha inventado un vocabulario de ilustraciones y frases.
Los creyentes están en Cristo, y Cristo en ellos; tiene para con él la misma relación que las piedras de un edificio para con la piedra angular, que las ramas para con el árbol, que los miembros para con la cabeza, que la esposa para con el esposo.
Esta unión es ideal, porque la mente Divina en la eternidad hizo el destino de Cristo y el del creyente, uno; es legal, porque sus deudas y méritos son propiedad común; es vital, porque la conexión con Cristo suministra el poder de una vida santa y progresiva; es moral, porque en mente y corazón, en carácter y conducta, los cristianos constantemente se están haciendo más y más idénticos a Cristo.

Su ética.- Otro rasgo de estas últimas epístolas es el balance entre sus enseñanzas teológicas y morales. Esto es visible aun en la estructura externa de las más grandes de ellas, porque están divididas en dos partes casi iguales: La primera se ocupa de los principios doctrinales, y la segunda de exhortaciones morales.
Las enseñanzas éticas de Pablo se extienden a todos los departamentos de la vida cristiana; pero no se distinguen por un arreglo sistemático de diversas clases de obligaciones, aunque los deberes domésticos están tratados con bastante extensión. Su característica principal consiste en los motivos que presentan para normar la conducta.
Para Pablo, la moralidad cristiana era enfáticamente una moralidad de motivos. Toda la historia de Cristo, no en los detalles de su vida terrenal, sino en las grandes facciones de su viaje redentor del cielo a la tierra y de la tierra otra vez al cielo, considerada desde el punto de vista extra mundano de estas epístolas, es un ejemplo que debe ser copiado por los cristianos en su conducta diaria.
Ningún deber es demasiado pequeño para ilustrar uno u otro de los principios que inspiraron los actos Divinos de Cristo.
Los hechos más comunes de beneficencia y humildad deben ser imitaciones de la condescendencia que le trajo de la posición de igualdad con Dios a la obediencia de la cruz; y el motivo principal del amor y la bondad practicados por los cristianos entre sí debe ser el recuerdo de la conexión común con él.

Viaje a Roma

Apelación a César.- Después de que Pablo hubo estado prisionero por dos años, Félix fue sucedido en el gobierno de Palestina por Festo.
Los judíos nunca cejaron en el empeño de que se les entregara a Pablo en sus manos, e inmediatamente abordaron al nuevo gobernante con nuevas importunidades.
Como Festo parecía estar vacilando, Pablo se sirvió del recurso de apelación como ciudadano romano, y pidió ser mandado a Roma y juzgado ante el tribunal del emperador.
Esto no podía rehusársele; y un prisionero tenía que ser enviado a Roma después de haberse admitido su apelación.
Muy pronto, pues, Pablo se embarcó bajo el cuidado de soldados romanos y en compañía de muchos otros prisioneros que eran dirigidos al mismo destino.

El viaje a Italia. — El diario de su viaje ha sido conservado en los Hechos de los Apóstoles y se reconoce como el más valioso documento acerca de la marina en los tiempos antiguos.
Es también un documento precioso de la vida de Pablo, porque muestra cómo su carácter brilló en una nueva situación.
Un barco es una especie de mundo en miniatura. Es una isla flotante, en que hay gobierno y gobernados. Pero el gobierno es, como el de los países, susceptible de fluctuaciones sociales violentas.
Este fue un viaje de peligros extremos, que requería la mayor presencia de ánimo y una singular energía, para ganar la confianza y obediencia de los que estaban a bordo. Antes de que se concluyera.
Pablo era virtualmente el capitán del buque, a la vez que el general de los soldados; y todos a bordo le debían sus vidas.

Llegada a Roma. — Por fin, los peligros de la mar quedaron atrás, y Pablo se aproximaba a la capital del mundo romano por la Vía Apia, el gran camino real por donde entraban los viajeros del Oriente a Roma.
El movimiento y el ruido crecían a medida que se acercaba a la ciudad, y las señales del esplendor y renombre romanos se multiplicaban a cada paso.
Por muchos años había estado dirigiendo su vista hacia Roma pero siempre había pensado entrar a ella en circunstancias muy diferentes de las que ahora le rodeaban.
Siempre había pensado en Roma como un buen general piensa en el centro de la fuerza del país que está conquistando, que espera ansioso el día en que dirigirá la carga contra sus puertas.
Pablo estaba comprometido en la conquista del mundo para Cristo, y Roma era el último reducto adonde había esperado llevar el Nombre de su Maestro.
Pocos años antes había dirigido a ella el famoso desafío: "Estoy presto a anunciar el Evangelio también a vosotros que estáis en Roma; porque no me avergüenzo del evangelio; porque es potencia de Dios para dar salud a todo aquel que cree".
Pero ahora, cuando se encontraba ya a sus puertas, y pensaba en la condición abyecta en que se hallaba —un hombre viejo, cano, decaído: un prisionero encadenado que acababa de escapar del naufragio— su corazón se entristeció y se sintió enteramente solo.
En estos momentos, sin embargo, sobrevino un pequeño incidente que le restauró un tanto: En una pequeña población, a cuarenta millas de Roma, le encontró un pequeño grupo de hermanos cristianos, quienes, al oír hablar de su llegada, habían salido a darle la bienvenida, y diez millas adelante encontró otro grupo que venía con el mismo propósito.
Pablo era excesivamente sensible a la simpatía humana, y la vista de estos hermanos, así como el interés que tenían por él le reanimaron por completo.
Dio gracias a Dios y tomó valor; sus antiguos sentimientos volvieron con fuerza, y cuando en compañía de estos amigos llegó a aquella altura de los montes Albani, desde donde se obtiene la primera vista de la ciudad, su corazón se ensanchó con la anticipación de la victoria; porque sabía que llevaba en su pecho la fuerza que cautivaría a la orgullosa ciudad.
No fue con el paso del prisionero, sino con el del conquistador, que pasó por las puertas de la capital.
Su camino tenía que ser precisamente aquella Vía Sacra por la que tantos generales romanos habían pasado en triunfo para dirigirse al Capitolio, sentados en un carro de victoria, seguidos por los prisioneros y despojos del enemigo, y en medio de las aclamaciones de la entusiasta Roma. Pablo no se parecía mucho a tales héroes.
Ningún carro de victoria le llevaba; andaba con sus pies, lastimados por el camino. No iba adornado con medallas ni ornamentos; una cadena de hierro colgaba de sus puños.
Ninguna multitud entusiasta festejaba su llegada, unos cuantos amigos humildes formaban toda su escolta.
Sin embargo, nunca pisó el suelo de Roma un conquistador más verdadero; ni pasó jamás bajo sus puertas un corazón más confiado en la victoria.

Primera prisión en Roma

Dilación del proceso.- Mientras tanto, sus pasos no se dirigían al Capitolio, sino a una prisión; y estaba destinado a quedar en ella mucho tiempo, pues su proceso no vino hasta después de dos años.
Las dilaciones de la ley han sido proverbiales en todos los países y en todas las épocas; y la ley de la Roma imperial no era fácil que estuviera libre de este reproche durante el reinado de Nerón, hombre tan frívolo que cualquier compromiso de placer, o cualquier capricho, era suficiente para apartarle del negocio más importante.
A decir verdad, la prisión fue del carácter más suave. Puede haber sido que el oficial que le trajo a Roma haya dado buenos informes en favor del hombre que le salvó la vida durante el viaje; o puede haber sido el oficial bajo cuya jurisdicción quedó y a quién se conoce en la historia profana como hombre de justicia y humanidad, el que haya tomado informes en este caso y formado una opinión favorable de su carácter.
Pero de todas maneras, se le permitió a Pablo alquilar una casa por sí mismo y vivir en ella en completa libertad, con la única excepción de que debía cuidarle constantemente un soldado que tenía la responsabilidad de él.

Ocupaciones de una prisión.- Esto estaba muy lejos de la condición que habría deseado un espíritu tan activo.
Él habría querido andar de sinagoga en sinagoga en la inmensa ciudad, predicando en las calles y en las plazas, y fundando congregación tras congregación entre este numeroso pueblo.
Otro hombre así arrestado en medio de una carrera de incesante movimiento, y encerrado dentro de las paredes de una prisión, pudo haber permitido a su mente estancarse en la inactividad y la desesperación. Pero Pablo se ocupó de una manera distinta enteramente.
Valiéndose de todas las posibilidades de la situación, convirtió su propio cuarto en un centro de extensa actividad y beneficencia; en los pocos pies cuadrados de superficie que le estaban permitidos, fijó el punto de apoyo de una palanca con que movió el mundo, y estableció dentro de los muros de la capital de Nerón una soberanía más extensa que la de aquel monarca.
Aun la circunstancia más tediosa de su suerte se volvía buena. Esta era el soldado que le vigilaba. Para un hombre del temperamento fogoso y activo de Pablo esto debe haber sido a menudo una molestia intolerable; y en verdad, en las cartas que escribió durante su prisión frecuentemente habla de sus cadenas, como si nunca hubiera podido apartar él esta idea de la mente.
Pero no permitió que esta irritación le quitara la oportunidad de hacer el bien que las circunstancias le presentaban.
Por supuesto, su vigilante se cambiaba a ciertas horas, pues un soldado relevaba a otro en la guardia. De esta manera tal vez haya habido seis u ocho con él cada veinticuatro horas. Pertenecían a la guardia imperial, la flor del ejército romano.
Pablo no podía sentarse horas enteras al lado de otro hombre sin hablarle del asunto que estaba más cerca de su corazón. Les habló a estos soldados acerca de sus almas inmortales, y de la fe en Cristo.
Para hombres acostumbrados a los horrores de la guerra romana y a las maneras de los cuarteles romanos, nada podía ser más admirable que una vida y carácter como los de él; y el resultado de estas conversaciones fue que muchos de ellos se volvieron hombres cambiados, y un avivamiento se extendió por entre los cuarteles y penetró hasta la servidumbre de la casa imperial.
El cuarto del apóstol estaba algunas veces lleno de hombres de rostro severo y como de bronce, contentos de verle a otras horas que en aquellas en que la obligación los forzaba a estar allí. El simpatizó con ellos, y entró en el espíritu de su ocupación; en realidad estaba lleno del espíritu guerrero.
Tenemos una imperecedera reliquia de estas visitas en una arenga de elocuencia inspirada que le dictó este período: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo estar firmes.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia; y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios".
Esta figura fue tomada de la armadura de los soldados que asistían a su cuarto, y tal vez estas vivas sentencias fueron escuchadas por sus guerreros auditores antes de que hubieran sido transferidas a la epístola en que están conservadas.

Sus guardias convertidos.- Pero tenía otros visitantes. Todos los que tenían interés en el cristianismo en Roma, judíos y gentiles, se reunieron con él.
Tal vez no hubo un día, de los dos años que duró su prisión, en que no haya tenido estas visitas.
Los cristianos de Roma aprendieron a ir a este cuarto como a un oráculo. Muchos maestros cristianos afilaron allí su espada; y se difundió una nueva energía por los círculos cristianos de la ciudad.
Muchos padres ansiosos trajeron a sus hijos, muchos amigos a sus amigos, esperando que una palabra de los labios del apóstol despertara la conciencia dormida.
Muchos hombres errantes, que vagaban por allí por casualidad, se volvieron hombres nuevos.
Tal fue Onésimo, un esclavo de Colosas, que llegó a Roma habiendo huido de su dueño, pero que fue mandado otra vez a su amo Filemón, no ya como un esclavo, sino como un hermano amado.

Visitas de ayudantes apostólicos. — Venían visitas todavía más interesantes. En todos los períodos de su vida ejerció una fuerte fascinación sobre los jóvenes.
Ellos eran atraídos por el alma varonil que encerraba, en la cual encontraban simpatía para sus aspiraciones e inspiración para el más noble trabajo.
Estos jóvenes amigos, que estaban esparcidos por todo el mundo en la obra de Cristo, lo visitaban en regular número en Roma. Timoteo y Lucas, Marcos y Aristarco, Tíquico y Epafras, y muchos otros venían a beber de este fresco e inagotable manantial de vigor y de sabiduría.
Y él los mandaba otra vez para llevar mensajes a sus iglesias o traer noticias de sus circunstancias.

Mensajeros de sus iglesias. — Nunca cesó de pensar en sus hijos espirituales que tan distantes se encontraban.
Diariamente vagaba su imaginación por los valles de Galacia y a lo largo de las costas de Asia y Grecia; todas las noches hacía oración por los cristianos de Antioquía y Éfeso, de Filipos, Tesalónica y Corinto.
No faltaban pruebas agradables de que ellos también hacían recuerdo de él. De vez en cuando aparecía en su alojamiento un delegado de alguna iglesia distante que traía las salutaciones de sus convertidos, o tal vez un auxilio para subvenir a sus necesidades temporales o pedir su decisión sobre algún punto de doctrina o sobre alguna práctica acerca de la que se hubieran levantado ciertas dudas.
Estos mensajeros no volvían vacíos: llevaban mensajes escritos de todo corazón, o palabras áureas de consejo de su amigo apostólico.
Algunos de ellos llevaban más aún. Cuando Epafrodito, delegado de la iglesia de Filipos que había mandado a su padre en Cristo un ofrecimiento amoroso, volvía a su iglesia, Pablo mandó con él en reconocimiento a su bondad la Epístola a los filipenses, la más hermosa de todas sus cartas, en la cual pone de manifiesto su corazón desnudo, y en cada sentencia brilla un amor más tierno que el de una mujer.
Cuando el esclavo Onésimo fue mandado otra vez a Colosas, recibió como el ramo de paz para ofrecer a su amo, la exquisita y pequeña Epístola a Filemón, monumento inapreciable de la cortesía cristiana. Llevó también una carta dirigida a la iglesia de la ciudad en donde vivía su amo, la Epístola a los colosenses.
La composición de estas epístolas fue con mucho la parte más importante de la variada actividad de Pablo en la prisión; y coronó este trabajo escribiendo la Epístola a los Éfesios, que es tal vez el libro más profundo y más sublime que el mundo haya conocido.
La iglesia de Cristo ha derivado muchos beneficios de las prisiones de los siervos de Dios; el libro más grande de genio religioso no inspirado, "El Viador" (viador= m. teología. Criatura racional que está en esta vida y aspira y camina a la eternidad. Diccionario Enciclopédico Vox), fue escrito en una cárcel; pero nunca vino a la iglesia mayor bendición con el disfraz de la desgracia, que cuando el arresto de las actividades corporales de Pablo en Cesárea y Roma le suministró el reposo que necesitaba para alcanzar las profundidades de la verdad sondeadas en la Epístola a los Éfesios.

Sus escritos.- Puede haber parecido una oscura dispensación de la Providencia a Pablo, que el curso de la vida que había llevado se hubiera cambiado tan completamente; pero los pensamientos de Dios son más altos que los del hombre, y sus caminos más altos que los de éste.
Y Él dio a Pablo gracia para dominar las tentaciones de su situación y hacer mucho más en su inactividad forzada por el bienestar del mundo y la estabilidad de su propia influencia, que lo que había podido hacer en veinte años de trabajo misionero.
Sentado en su prisión, reunió en su corazón simpático los suspiros y las tristezas de millares de hombres, y desde sus fuentes inagotables de amor difundió valor y auxilio en todas direcciones.
Su mente se sumergía más y más en el pensamiento solitario hasta que, hiriendo la roca en la oscura profundidad a que había llegado, dio origen a corrientes que todavía alegran la ciudad de Dios.

Últimas escenas

El libro de los Hechos cesa repentinamente después de haber dado un breve sumario de los dos años de la prisión de Pablo en Roma. ¿Es que no había nada más que decir? Cuando vino su proceso, ¿resultó en su condenación y muerte? ¿O fue puesto en libertad y volvió a sus antiguas ocupaciones?
Cuando la narración lúcida de Lucas nos deja tan de improviso, la tradición viene a ofrecernos su inseguro auxilio. Nos dice que fue absuelto en su proceso y fue puesto en libertad; que volvió a sus antiguos viajes y visitó a España, entre otros lugares; pero que poco tiempo después fue de nuevo aprisionado, y vuelto a mandar a Roma, donde murió como tantos otros mártires en las manos crueles de Nerón.
Por fortuna, sin embargo, no dependemos enteramente de la ayuda precaria de la tradición.
Tenemos escritos de Pablo indudablemente posteriores a los dos años de su primera prisión.
Estas son las epístolas llamadas pastorales: las Epístolas a Timoteo y a Tito. Por estos escritos vemos que obtuvo su libertad y asumió de nuevo su empleo de visitar sus antiguas iglesias y fundar otras nuevas.
Después de esto sus pasos no pueden seguirse ya, en realidad, con certidumbre.
Lo encontramos otra vez en Éfeso y Troas; lo encontramos en Creta, una isla en donde hizo escala durante su viaje a Roma, y en la cual quizá tomó interés; lo encontramos también explorando nuevos territorios en el norte de Grecia.
Lo vemos una vez más como el jefe de un ejército que manda a sus edecanes por el campo de batalla, enviando a sus jóvenes ayudantes a organizar y vigilar las iglesias.

Su libertad. Nuevos viajes.- Pero esto no había de durar mucho. Había tenido lugar un evento inmediatamente después de haber sido puesto en libertad, que no podía menos de tener influencia en su destino.
Este fue el incendio de Roma: espantoso desastre, cuyo fulgor siniestro, aun a esta distancia, hace estremecer el corazón.
Probablemente fue un capricho loco del malicioso monstruo que entonces llevaba el manto imperial. Pero Nerón vio la oportunidad de atribuirlo a los cristianos, e instantáneamente se desató contra ellos la más atroz persecución.
Por supuesto, la fama del suceso pronto se extendió por el mundo romano; y no era probable que el más notable apóstol del cristianismo pudiera escapar por mucho tiempo.
Todo Gobernador pensó que no podía prestar un servicio más agradable al Emperador que remitirle a Pablo encadenado.

Segunda prisión en Roma.- Por consiguiente, no mucho tiempo después, Pablo estaba de nuevo aprisionado en Roma; pero esta vez no fue una prisión ligera, sino la peor dispuesta por la ley.
No había grupos de amigos que ahora llenaran su habitación, porque los cristianos de Roma habían sido asesinados y esparcidos, y era peligroso para cualquiera llamarse cristiano.
Tenemos una carta escrita desde su calabozo, la última que escribió, la segunda Epístola a Timoteo, la cual nos suministra una ligera idea de indecible elocuencia de las circunstancias del prisionero.
Nos dice que una parte de su prueba ha terminado ya. Ni un amigo queda a su lado, cuando ve al tirano, sediento de sangre, que ocupa el tribunal de juez.
Pero el Señor le acompañaba y le capacitaba para hacer escuchar al Emperador y a los espectadores de la concurrida basílica la voz del evangelio.
El cargo contra él se había nulificado; pero no tenía esperanza de escapar. Todavía debían de venir otros trámites del proceso, y sabía que las pruebas para condenarlo serían descubiertas o inventadas.
La carta denuncia la miseria de su calabozo. Le ruega a Timoteo que le traiga una capa que había dejado en Troas, para defenderse de la humedad de la prisión y del frío del invierno.
Pide sus libros y pergaminos, para poder aliviar el tedio de las horas solitarias con el estudio que siempre había amado.
Pero sobre todo, suplica a Timoteo que venga él mismo, porque estaba anhelando sentir el toque de una mano amiga, y ver el rostro de un amigo, siquiera una vez más antes de morir.
¿Había sido por fin conquistado el bravo corazón? Leed la epístola y veréis. ¿Cómo comienza? "Asimismo padezco esto: mas no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy cierto que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día".
¿Cómo concluye? "Yo ya estoy para ser ofrecido, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida".
Esta no es la queja del vencido.

Proceso y muerte.- Poca duda hay de que haya aparecido nuevamente ante el tribunal de Nerón, y esta vez la acusación no haya sido nulificada.
En toda la historia no hay una ilustración más notable de la ironía de la vida humana que esta escena de Pablo ante el tribunal del déspota romano.
En el tribunal como juez, ataviado con la púrpura imperial, estaba sentado un hombre que en un mundo malo había ganado la nota del ser peor y más miserable que existía: un hombre manchado con toda clase de crímenes, el asesino de su propia madre, de sus esposas y de sus más adictos bienhechores; un hombre cuyo ser entero estaba empapado de tal manera en todos los vicios imaginables que su cuerpo y alma no eran, como alguien dijo en su tiempo, más que un compuesto de lodo y sangre; y en el banco del acusado estaba el mejor hombre que el mundo poseía, con sus cabellos emblanquecidos por sus trabajos para el bien de sus semejantes y la gloria de Dios.
Tal era el ocupante del lugar de la justicia, y tal el hombre que estaba colocado en el lugar del criminal.
Concluyó el proceso y Pablo fue condenado y entregado en manos del verdugo.
Fue conducido fuera de la ciudad, con una multitud de la peor gente siguiéndole. Se llegó al sitio fatal; se arrodilló junto al tajo; el hacha del verdugo brilló al sol y cayó; y la cabeza del apóstol del mundo rodó por el polvo.

Epilogo

Así cometió el pecado su peor mal. Sin embargo, cuán pobre y vano fue su triunfo! El golpe del hacha solamente rompió la cerradura de la prisión y dejó al espíritu ir a su hogar y a su corona.
La ciudad falsamente llamada eterna lo arrojó con execración de sus puertas; pero miles de miles le dieron la bienvenida en la misma hora a las puertas de la ciudad que realmente es eterna.
Aun en la tierra no era posible que Pablo pereciera. Él vive entre nosotros hoy con una vida cien veces más influyente que aquella que latía en su cerebro mientras la casa terrena, que le hacía visible, todavía estaba padeciendo en la tierra.
Dondequiera que los pies de los que publican las buenas nuevas pisen sobre las montañas, él va a su lado como un inspirador y un guía; en miles de iglesias cada domingo, y en miles de hogares cada día sus elocuentes labios enseñan aún ese evangelio del que nunca se avergonzó.
Dondequiera que haya almas humanas buscando la blanca flor de la santidad o escalando las difíciles alturas de la abnegación, allí él, cuya vida fue tan pura, cuya devoción a Cristo fue tan completa, y cuyo afán de alcanzar un propósito único fue tan incesante, es bienvenido como el mejor de los amigos.


martes, 2 de septiembre de 2014

CÓMO TENER UN HOGAR FELIZ

(Lea en su Biblia 1ª Corintios Capítulo 13)

¿Qué es el amor?            

               Todo el mundo está buscando desesperadamente una solución a los problemas del hogar moderno. Las estadísticas demuestran que las separaciones y  divorcios aumentan constantemente. Cantidades de artículos en revistas y periódicos analizan y diagnostican el problema del hogar en nuestros días.

               Todos deseamos tener un hogar feliz.
 Únicamente un loco alegaría que se casa para ser infeliz.   Y el secreto  de un hogar feliz – si es que se lo puede llamar secreto – se  encuentra en la Biblia, el libro más maravilloso de la historia.

                La Biblia enseña cómo alcanzar un hogar feliz y nos da normas y leyes para vivir según el plan Divino. Cristo morando en el corazón del hombre y la mujer: he allí el fundamento para un hogar feliz.

PARA ELLA


              ¿Mujer perfecta? Nadie debe esperar la perfección.  Somos pecadores débiles e imperfectos. Muchos hombres demandan de su mujer la perfección que ellos mismos están lejos, muy lejos de poseer.

               Sin embargo la Biblia señala principios que, si la esposa practicara, la acercarían al ideal más elevado que el corazón humano puede esperar aquí en la tierra.

                En primer lugar, la BIBLIA enseña que en el matrimonio debe haber sumisión mutua: “Someteos unos a otros en el temor de Dios” (Efesios 5:21). El amor produce sumisión a la otra persona; del esposo hacia la esposa y viceversa, de padres y de hijos.
Tal sumisión indicará un espíritu humilde y la presencia de Cristo en el corazón.

                En segundo lugar, la Biblia declara en Efesios 5:22-23 que la esposa debe sujetarse a su marido como al Señor. Ella no debe tomar la delantera y dirigir las situaciones en el hogar, sino que debe sujetarse a su esposo como si se sujetara al Señor.
 Por cuanto el esposo ha sido indicado por Dios como cabeza del hogar, la esposa está sujeta al él.

                 En tercer lugar Efesios 5:33 la Biblia le dice a la esposa que tiene que respetar a su marido. El respeto tiene que ver con la actitud del corazón. No es tan sólo el respeto externo sino también un aprecio interno; es un sentido de gratitud a Dios por haberle dado ese hombre para compartir la vida.

                  En cuarto lugar, la Biblia enseña que la esposa ha de ser pura: “...  para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabras por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa:” (1 Pedro 3:1-2).
Hay que cortar por lo sano con afectos divagantes y codicias secretas e impuras. La pureza no se fabrica, sino que Cristo la hace nacer en el corazón. Y tal pureza se demuestra en las palabras, las miradas, el vestir y las acciones. La mujer que quiere un hogar feliz habrá dedicado a su esposo su ser más íntimo.

PARA ÉL


                  A usted marido, la Biblia le dice algo asombroso: “...porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.” (Efesios 5:23). Esto significa que usted, como esposo, es símbolo de Cristo   en su familia. Usted es cabeza del hogar, y en  particular de su esposa. Ahora bien, ¿qué quiere decir ser cabeza y ser símbolo de Cristo?

                 En primer lugar, significa que el marido debe practicar un amor sacrificial.  La Biblia afirma que “Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.” ¿Ama usted a su esposa hasta el punto de entregarse en sacrificio por ella?   
En el hogar feliz, el marido ama a su mujer semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Y la ama tanto o más que en la noche de bodas, porque en el hogar cristiano el amor crece y se hace cada vez más profundo. El esposo siempre debe amar a su esposa como lo prometió cuando se casaron.   ... hasta dar su vida por ella.

                  En segundo lugar, al ser símbolo de Cristo el esposo piensa en su esposa.  Cristo espera que yo, como esposo, piense en mi esposa y tenga para ella los planes más dignos. El esposo demuestra su amor siendo confidente, compartiéndole sus planes, sus luchas, sus anhelos y todas sus alegrías.

                  En tercer lugar, ser cabeza significa que el marido procura embellecer a su esposa porque la ama. El corazón alegre de una mujer que sabe que su marido está enamorado de ella, hermoseará su rostro. Una mujer amada es una mujer bella.

                  En cuarto lugar, el marido que ama a su esposa la sustenta y la cuida. Es su responsabilidad mantener a la familia, además de cuidarla con toda la pasión y fuerza de su ser.

                   En quinto lugar, el marido que ama a su esposa, vive con ella “sabiamente”    (1ª Pedro 3:7). Esto significa que el marido debe comprender a su compañera. Aunque nunca conoceremos totalmente a nuestra esposa en lo más íntimo de su corazón, podemos esforzarnos por comprenderla y vivir con ella según el grado de conocimiento que alcancemos.

                    En sexto lugar, la Biblia exhorta a los maridos: “Dando honor a la mujer como a vaso más frágil” (1 Pedro 3:7).  Jamás se ría ni se burle de ella ante otros. Ella merece todo el honor y el reconocimiento de su esposo. Por lo tanto, demuéstraselo todos los días.
El honrar así a su esposa traerá alegría a su corazón.

PARA LOS DOS

               De  vez en cuando salga a pasear con su esposa y tómela de la mano o del brazo, como cuando eran novios. Esto ayudará a que ella se sienta rejuvenecida, llena del amor y la galantería de su marido. Sea cortés con su esposa todos los días; de vez en cuando, llévale un regalito.

               Y usted, esposa, renueve también los votos que un día hiciera a quien hoy es su esposo. Esté esperando su regreso del trabajo todos los días. Arréglese, póngase su perfume favorito, y espéralo con una sonrisa y con esa comida que a él tanto le gusta. Y ésta también será su felicidad si hace  feliz a su marido.

AMOR Y PERDÓN


            La honestidad entre esposos es esencial. En realidad, es un factor que salva al hogar de mil tristezas y tropiezos. Dicha sinceridad a menudo creará la necesidad de que se perdonen las faltas mutuamente. En las escrituras leemos: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” (Efesios 4:32)

            ¡Qué perfume sin par es decir: PERDÓNAME¡  ¡ HICE MAL ¡ Al recordar cuánto le ha perdonado Dios, le resultará más fácil perdonar a los miembros de su familia.

            El ambiente de un hogar se nota rápidamente al entrar en él, y se puede advertir con facilidad si hay o no amor. Si los miembros de una familia, en particular el padre y la madre, están llenos del Espíritu Santo, estarán también llenos de amor. La manera de crear un ambiente de amor  es estar lleno y controlado internamente por Cristo. De esa manera demostraremos amor en cada paso y circunstancia.

FUENTE DE PUREZA EN LA VIDA DIARIA


                  Un viejo dicho afirma:”Una mente vacía es un taller de Satanás.”

                 ¿Qué clase de lectura se practica en su casa? ¿Qué tipo de revistas hay en su hogar? ¿Qué películas se permiten ver ustedes como familia? La mente humana nunca está totalmente vacía. O está llena de pensamientos nobles, positivos, puros y santos, o bien está llena de pensamientos impuros, degradantes y pecaminosos.

                 Por regla general nuestra mente no produce pensamientos buenos sino malos.  Sin embargo, hay una hermosa fuente de ideales y pensamientos llenos de pureza: la Biblia, la Santa Palabra de Dios. La Sagrada Escritura es el mejor consejero para los padres, para los cónyuges y para la relación entre padres e hijos. No hay libro en todo el mundo  que se compare con la  Biblia.

               Nuestras mentes, como individuos y como familia, deben estar empapadas de la Biblia y de su enseñanza.  Llene la mente de sus hijos de las historias y lecciones Bíblicas. 
Nunca se cansarán de ellas, y jamás se arrepentirán de haber aprendido demasiado de la Palabra de Dios. Esposo, esposa, llenen sus mentes de las riquezas halladas en la Biblia.
Acostúmbrense a hacerlo juntos y luego oren juntos.  Verán que bendición preciosa.


CÓNYUGE  INFIEL


                    Los esposos deben ser totalmente fieles el uno con el otro. “No codiciarás” es el mandamiento Divino para el hombre y la mujer.  Si hay una sombra de infidelidad en el corazón, si hay pecado contra Dios y contra el cónyuge en cuanto el sexo, se están comenzando a echar cimientos que destruyen un hogar feliz. La inmoralidad sexual está terminantemente condenada por Dios.

                     En realidad no hay excusa alguna para la inmoralidad. “No cometerás adulterio.” “No codiciarás la mujer de tu prójimo.” El mandamiento es concluyente. No se debe codiciar en pensamientos, palabras ni en acciones. Dios honra la fidelidad, y  dicha fidelidad es parte de la felicidad en la vida de casados.

CRISTO EN SU CORAZÓN ES EL SECRETO


                   Cristo quiere entrar en su hogar, quiere compartir su mesa, cuidar de sus hijos; quiere ser parte de su familia, Bendecir y  guiar el futuro de cada uno.

                    Amable lector, si en su vida hay pecados en relación a su hogar, a su esposo, a su esposa, contra sus padres o sus hijos, reciba a Cristo en su corazón por la fe. Dios hace una grandiosa promesa a todo aquél que desea un hogar feliz:  “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo, tú y tu casa”  (Hechos 16:31).
                  Si el padre recibe por fe a Cristo en su corazón como Salvador, la madre hace esa decisión y los hijos también, su hogar será un hogar feliz.

                  Cristo es el secreto de la felicidad, y Cristo debe estar en cada integrante de la familia. Él debe ser Salvador y Señor  de la vida diaria. Cuando Cristo entra en el corazón el hogar es feliz, es un pedazo de cielo en la tierra, porque la felicidad  real está en Cristo Jesús. ¿Está Cristo en su corazón? ¿Es su hogar un pedazo de cielo? ¿Están todos en su hogar compartiendo ese pedazo de cielo? Quiera Dios que así sea. Y que tu hogar feliz,  junto con el mío y el de muchos otros, haga de nuestra patria una patria mejor. El cambio en la sociedad  comienza con el cambio en el individuo y en su hogar.

           ¡¡ Revolucionemos nuestro mundo con hogares donde Cristo sea Rey y Señor!!

         No obstante, toda familia  -aunque sea una familia cristiana-  tiene luchas y momentos difíciles. Vivimos en un mundo corrompido por el pecado, donde nadie está libre de problemas. Dificultades económicas, desempleo, separaciones forzadas por las circunstancias, muerte de un ser querido, decisiones que a veces resultan desagradables.
Todos sufrimos tensiones y también las provocamos.  Hay que recordar las palabras del Señor Jesús cuando previno a sus discípulos: “En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.”    (Juan 16:33)

                    Ahora bien, si quiere una familia alegre, feliz y armoniosa, las cosas no sucederán instantáneamente de la noche a la mañana. Debe buscar y procurar la felicidad conyugal y familiar. Debe dedicar tiempo a los suyos. La familia feliz es el resultado de la dedicación de los esposos a la búsqueda de la armonía familiar en Cristo. Por lo  tanto, ocúpese,  trabaje con ahínco,  asuma su responsabilidad,  ponga a Cristo en el centro de su hogar (leyendo Su Palabra, creyéndola y obedeciéndola),  y pronto se verán los resultados.

                   Que Dios Bendiga su hogar en este día y para siempre.

                 Si usted todavía tiene dudas sobre su propia salvación, le invitamos a que tenga una experiencia personal acerca de la salvación. Confiese sus pecados a Dios, confíe en el  perdón que da Jesucristo y reclame por fe la promesa del perdón y la vida eterna.  
Esté seguro que Dios le dará lo que ha prometido.

          Para ayudarle en esto, le invitamos a que ore con toda sinceridad la siguiente oración, o una oración suya semejante:

                   Amado Dios, yo confieso que soy pecador y que necesito tu perdón.  Siento dolor verdadero por mis pecados y te pido con humildad que me perdones y me limpies.              
Sé que Jesús murió en la cruz en mi lugar y que resucitó  por mi salvación. Por fe acepto de Ti el don de la vida eterna y con tu ayuda prometo servirte mientras viva. Oro en el nombre de Jesús.   Amén.

                      La  Biblia dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Juan 1:12