FUNDACIÓN TU NUEVA ALEGRÍA

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jueves, 2 de julio de 2015

¡HÁBLAME SEÑOR!

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Génesis 1:26
Estamos en tiempos difíciles, en los que las pruebas se suceden unas a otras, y en los que la esperanza parece una palabra que no tiene sonido. 
En estos tiempos, necesitamos escuchar a nuestro Señor y Dios hablar.  Cuando Dios habla, las cosas suceden, y cuando Dios nos creó nos creó para gobernar, no para ser esclavos.
Dios nos creó para señorear sobre todo ser viviente en la tierra, incluyendo a la serpiente, Satanás. 
Cuando la mujer creyó la mentira de la que le habló Satanás, y compartió el fruto prohibido con Adán, ambos pasaron el Señorío con que Dios les había envestido, a una serpiente astuta que se arrastraba sobre la tierra, y que los engañó.
Desde entonces, al hombre le cuesta mucho trabajo escuchar la voz de Dios hablar.

“Y dijiste: he aquí Jehová nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive”. Deuteronomio 5:24
Moisés escuchó al pueblo hablar así, cuando Dios le dio las tablas de la ley, los diez mandamientos, y el pueblo temió.
Dios exhortó al pueblo a obedecer su ley, para que les fuera bien a ellos y a sus hijos. Dios nos habló por medio de Moisés para establecer sus decretos con el fin de que el hombre y la mujer tuviésemos una guía para vivir correctamente, sin apartarnos ni a diestra ni a siniestra.
Cuando leemos los mandamientos que se encuentran en el capítulo 5 de Deuteronomio, sabemos que Dios tiene cuidado de nosotros, y nos dio la clave para vivir y agradarle a Él. Obedece los mandamientos de Dios y vivirás, y te irá bien a ti y tu casa.

“Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces Samuel dijo: habla, porque tu siervo oye.” 1ra. Samuel 3:10
Al leer esta porción de la Escritura, y recordar que Jehová estuvo delante de Samuel, y se paró delante, y él no le veía, pero si le escuchó todas y cada una de sus palabras, pues en ese momento Dios llamó a Samuel para su servicio. 
¿Tú tienes un llamado de Dios? ¿Has dicho como Samuel, habla porque tu siervo oye? ¿No es algunas veces muy difícil escuchar la voz de Dios, guardar silencio y escucharle?
Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios y lo que para los hombres es locura, para nosotros es la realidad del evangelio, la soberanía de Dios y su deseo de entablar comunicación con su creación, es decir, tú, yo y todos sus hijos.

“Respondió Job, y dijo: Hoy también hablaré con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido. ¡Quién me diera saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa delante de él, Y llenaría mi boca de argumentos. Yo sabría lo que él me respondiese, y entendería lo que me dijera”. Job 23:1-5
Ciertamente, Dios no solo quiere hablar a los hombres, y lo ha hecho a través de la historia.
Dios quiere que nosotros hablemos con Él y aboguemos nuestras causas delante de Él.
Cuando te encuentres en medio de las pruebas, recurre primero a Dios, y exponle tu causa a Él, y tú sabrás que Él responderá.
Pero si primero recurres a tus fuerzas, a los demás, o al mundo, entonces estarás anteponiendo a otros entre tú y Dios, y por ello, no le escucharás.
Dios quiere hablarte por medio de Su palabra, pero también quiere hablarte a través de personas, a través de Sueños.
¿Y tú sientes en tu corazón el deseo ardiente de escuchar a tu Creador?

“Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía. Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré y tú me enseñarás. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.” Job 42:2-5
Podemos aspirar a tener una relación tan estrecha como la de Job con Dios, pero para ello, debemos ser justos y amar a Dios y su ley, no negarle en las pruebas y confiar en Su grandeza y su amor y su paciencia para con nosotros, Job dijo: Te preguntaré y tu me enseñarás. 
¿Cuántas veces no nos enfrentamos a situaciones que no comprendemos? ¿Pruebas inexplicables, situaciones inverosímiles?
¿Recurrimos a Dios y le preguntamos lo que no comprendemos? Si no lo habías hecho, puedes empezar hoy mismo: Pídele a Dios que te hable… Que te enseñe cosas grandes y ocultas que tú no conoces.

“Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” Jeremías 33:3
Dios no es hombre para que mienta, y si Él te promete que cuando clames a Él te responderá y no sólo te responderá sino que te mostrará cosas que no conoces.
Hay muchas cosas que nosotros no comprendemos, pero tenemos un Dios poderoso dispuesto a mostrarnos toda la verdad, por medio del Espíritu de verdad.
Solo debemos pedir: ¡Háblame Señor! ¡Quiero escuchar tu voz!

“Tiempo de romper, y tiempo de coser, tiempo de callar, y tiempo de hablar”. Eclesiastés 3:7
Dios en su palabra nos dice que Él nos hablará a su tiempo, no a nuestro tiempo. ¿Cuántas veces no has dicho con tu boca: “Dios no me escucha, oro y no me responde”? ¿No estás negando con tu boca las escrituras? ¿Dios No escucha la oración de sus siervos? ¿No has considerado que no es el tiempo para que Dios te responda, poderosa es tu oración?
Si no tienes paciencia, ni sabes esperar a los tiempos de Dios, pídele a Dios que te ayude a esperar.
Pacientemente espera, y el Señor te oirá y te responderá. Pero no uses tus palabras para negar Su poder. Usa tus palabras para hablar sus maravillas.

“Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos” Salmos 77:12
“El que habla verdad, declara justicia.” Proverbios 12:17
“Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas.” Oseas 12:10
Amados, una vez más Dios nos está hablando y en estas escrituras nos exhorta a hablar verdad, y a escuchar la voz de los profetas, a escuchar Su voz por medio de las palabras y las parábolas de Jesús y las de toda la escritura.
Dios tiene muchas maneras de hablar. ¿Somos capaces de escucharle?
Fuimos creados a su imagen y semejanza: ¿nuestras palabras tienen poder? Si, nuestras palabras tienen poder para construir o para destruir, para bendecir o para maldecir, para hablar justicia o mentira. 
Jesús nos enseño que no nos preocupemos por lo que hemos de hablar cuando estemos en tribulaciones y pruebas por causa del evangelio, Jesús dijo que el Espíritu Santo hablaría por nosotros... ¿Le has escuchado hablar?

“Porque no sois vosotros los que hablan, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en ustedes.” Mateo 10:20
Es importante convencernos de que Dios aún habla a los hombres y mujeres que tienen su corazón dispuesto, a aquellos que le buscan, a los que claman a Él. Si alguno enseña lo contrario, por sus palabras será juzgado en el día del Señor.

“Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Mateo 12:36 y 37
Para escribir todas las cosas que Dios ha hablado a los hombres en la Biblia, se necesitarían muchas reflexiones.
Dios quiere hablarte hoy, lee tu Biblia y aprende las palabras que Dios ha hablado a los hombres y mujeres a través de la historia de la creación, memoriza las palabras de Jesús quien vino a confirmar toda la enseñanza y la trasmitió a todos sus discípulos, a sus siervos, a todos los que hemos de creer en Él.
Y para todos los que creerán: Jesús habla y los demonios obedecen: Jesús habla y el mar se encierra en Su puño, Jesús habla y el viento enmudece, Jesús en tu corazón habla y cosas grandes suceden.
Ese mismo Jesús está tocando a tu puerta hoy... ¿Puedes escuchar su dulce voz?

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengan paz. En el mundo tendrán aflicción, pero confiad, YO HE VENCIDO AL MUNDO”. Juan 16:33

Padre Celestial: En esta hora yo te doy gracias por tu amor y misericordia para con nosotros, porque no nos dejaste ni nos desamparaste, sino que hiciste hasta lo imposible para que nosotros fuésemos salvos, sacrificaste a tu Hijo Jesucristo como oveja en el matadero, para que Tú y yo podamos tener una relación personal uno a uno.
Gracias te doy porque puedo recurrir a Ti en cualquier necesidad o prueba de la vida, y porque Tú me hablas y respondes a través de Tu palabra, de tus siervos y de Tu Espíritu. Gracias por tu Hijo Jesucristo que vino a enseñarnos el camino, y la verdad y nos dio la vida. Te pido que no se aparte de nosotros Tu Espíritu Santo y que seamos capaces de escuchar lo que el Espíritu dice a las iglesias, es mi oración.
Que seamos tomados por dignos de escuchar Tu voz y seguirla como la oveja sigue a su buen pastor, es mi anhelo.
Que Tu palabra se afirme en nuestro corazón como un sello que nos redima y que Tu Espíritu nos guíe a toda verdad todos los días es lo que yo clamo a Ti, en el Nombre de Jesús, mi Salvador, te pido todo esto también para todos los que lean en este instante esta reflexión, así sea, amén.

¡Que Jehová de los ejércitos haga resplandecer Su rostro sobre ti!
A Cristo Jesús sea toda honra y honor, alabanza y poder por siempre.

Amen.