Estimados hermanos(as) en Cristo:
Con motivo de los días
feriados de navidad y año nuevo, esperábamos la visita de mi hermana y sus dos
hijas (a quienes veo como mis propias hijas pues han crecido con los míos
propios), cuando recibí una llamada telefónica para informarme que había
ocurrido un accidente automovilístico, mi hermana y una de sus hijas estaban
gravemente heridas mientras que su esposo y su hija menor de 13 años murieron instantáneamente.
Fueron momentos difíciles
para la familia, hoy mi hermana esta golpeada y con fracturas, no podrá caminar
en por lo menos 3 meses según los médicos sin embargo está fortalecida por su
Fe en Dios y está segura que algún día podrá mirar a su hija cara a cara
nuevamente.
Mi sobrina sobreviviente
(17) aunque es hija de Dios no comprende porque Dios permitió esto y en su
corazón hay cierto resentimiento (Estamos orando por ella), tiene fracturado un
brazo y se recupera satisfactoriamente.
Ante estos eventos
difíciles y tristes, Dios me ha mostrado que siempre tiene un propósito, ya
escribiré más adelante de esto. Hoy quiero compartir con ustedes un mensaje que
una querida hermana en Cristo me hizo llegar con motivo de estos hechos,
esperando que sea de Bendición para ustedes como lo es para su servidor.
Cuando La Muerte Sorprende
A La Persona Que
Tu Más Amas
Escrito por Anne Kaestner
La publicación
de Noviembre 1995 de "La
Carta De Buenas Nuevas"
(Traducción en
Español por Heidi Marquina)
En Octubre del
1988 mi marido y yo estábamos de vacaciones en el estado de Massachusetts y
habíamos ido a la ciudad de Salem a pasar el día.
Ese atardecer,
decidimos comer en un restaurante en el fondo de la ciudad. Fue en el cuarto
para Señoras del restaurante que vi a otra cliente, una mujer en los treinta y
pico de años. Había hablado conmigo primero, cumplimentando un suéter que tenía
puesto. Aún así, me di cuenta que había algo desesperado en ella. No había
tenido intenciones de darle testimonio pues parecía ser inconsiente pero le
ofrecí un folleto y de repente se incomodó. "Nada más dígame lo que eso
dice," respondió, beligerante. "No quiero leerlo." Empecé a contarle el mensaje de salvación pero
antes de llegar al amor de Dios, a ella le dio más coraje. "No me diga
que Dios me ama," respondió, y sus ojos estaban echando llamas.
"Yo
quería a mi mamá tanto y oré tan fuerte a que Dios la dejara vivir; mas sin
embargo, murió cuando yo tenía doce años. Si Dios me ama, ¿porque dejó morir a mi madre?"
Es obvio que
este no era un tiempo muy bien escogido para contestar una pregunta tan
complicada como esta, así es que todo lo que pude decir antes que fuera
interrumpida fue, "Por causa de la eternidad..." El coraje
hizo brillar sus ojos y traté una vez más decirle que Dios le ama, y cuando
traté de tocarle la mano en una manera de sostén, se volvió hostil. "No
me toque," Gritó. "No quiero sus manos asquerosas en mi. ¿Quien quiere sus piojos?" Parecía
que estaba pensando golpearme. Pero mientras mas coraje le daba contra Dios y
contra mi, más veía yo la aflicción que ella sentía. Era el dolor hablando. Y
el amor de Dios brotó en mí y tuve el sentido increíble de preocupación y
compasión hacia ella que sabía venía del Espíritu Santo dentro de mí. Así es
que me mantuve firme, aunque me hubiera golpeado.
Hubiera
seguido amándole, diciéndole cuanto Jesús le ama. Eventualmente algo se rompió
y casi estaba llorando. Paró por un segundo y dijo, "Dame un
abrazo." La abracé pero solo por dos segundos cuando se retiró de
nuevo, y retrocedió a su coraje. Salió del cuarto de señoras al bordo de lágrimas.
Había estado odiando a Dios tanto que no podía soportar oír cuanto la amaba.
Mucha gente cae
en esta categoría. Dios permitió que alguien muriera a quien querían mucho y
los hizo amargarse hacia Él. No pueden comprender como un Dios de amor les puede
quitar la única persona que más han querido (veamos Génesis 22:1-18.) El
problema es que casi nadie entiende a Dios ni a la eternidad. Pues nosotros,
los humanos, vemos solo el pasado y el presente, pero no podemos ver el futuro.
¡Dios puede ver el pasado, el presente,
y el futuro! Él no solo ve lo que vamos a ser en Él, sino que
también como nuestra vida y nuestra muerte afectarán a otros.
A misioneros los
han matado por esta razón muchas veces. He estado leyendo un libro titulado
"John and Betty Stam" (Juan y Betty Stam). Se trata de una pareja
joven misionera que fueron dirigidas por Dios a la China. Tenían solo
27 y 28 años de edad y Betty acababa de dar a luz una bebé.
Muchas veces,
cuando alguien es fuerte en su relación con Dios, el Señor los prepara para la
muerte, y les deja saber que está haciendo planes de llevárselos a su casa
en el Cielo. Simón Pedro sabía que su partida estaba cerca y llegaría pronto.
2 Pedro 1:10-15
1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más
procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas,
no caeréis jamás.
1:11 Porque de esta manera os será
otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo.
1:12 Por esto, yo no dejaré de
recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados
en la verdad presente.
1:13 Pues tengo por justo, en tanto que
estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;
1:14 sabiendo que en breve debo
abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
1:15 También yo procuraré con diligencia
que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de
estas cosas.
Al igual que Pablo
2 Timoteo 4:6-8
4:6
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está
cercano.
4:7 He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe.
4:8 Por lo demás, me está guardada la
corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no
sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
De la misma
manera Juan Stam sabía que Dios iba a llamarlo al Cielo bien pronto y a su
esposa tan joven juntamente con él. De cierto estaba en su mente pues escribió
un artículo en el Día de Pascuas para una revista con el tema de "...Que si el
grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva
mucho fruto" (San Juan 12:24).
En el camino
para donde iban a su ejecución, los líderes Comunistas que tenían presos a los
Stams pararon en una oficina de correos pequeña con sus cautivos. El clérigo le
preguntó a Juan a donde iban y Juan respondió, mirando a los soldados
Comunistas, "yo no sé donde ellos van pero nosotros vamos al
Cielo."
Fueron a su
muerte violenta y sangrienta con "...La paz de Dios, que sobrepasa todo
entendimiento..." (Filipenses 4:7).
Mi abuelita paterna tenía esa clase de paz cuando murió. Solo tenía veinticuatro años cuando enviudó con dos chiquitos y uno en camino por venir. Había sido casi destruida durante
En aquellos
tiempos no habían programas de gobierno que proveían dinero o estampillas de
comida para ella. Su nombre era Ana Riccio. Sus padres eran inmigrantes a
América desde Italia, pero ella y sus hijos nacieron en los Estados Unidos. El
marido de Ana, Ángelo, había dejado su finca en Caballería, Italia, y había
venido a los Estados Unidos buscando una vida mejor. Se habían casado cuando
Ana tenía solo diez y nueve años. Ángelo aprendió el Ingles lo suficiente bien
para poder conseguir un empleo que le pagara buen dinero como mecánico, y las
cosas iban bien para la familia, especialmente cuando averiguaron que su tercer
hijo nacería cerca de la
Navidad. Entonces el desastre ocurrió y Ángelo cogió la
infección de la
Influenza Española.
Pero con la
ansiedad de sostener a su familia, continuó el trabajo aún cuando estaba gravemente
enfermo. Entonces se complicó con pulmonía y murió mientras andaba en los
treinta y pico.
Ana no tenía a
nadie a quien recurrir. Su madre se había muerto unos cuantos años antes y su
padre y otros miembros de familia eran tan pobres como ella. Trató de encontrar
consuelo en su religión pero no tuvo éxito tampoco.
La iglesia
descubrió muy pronto que Ana ya no tenía dinero para pagar diezmos, y que
estaba tan ocupada tratando de sostener su familia que no podía comprometerse
en actividades para aumentar los fondos.
El insulto final
fue cuando una de las monjas le dijo al hijo mayor de Ana un día, "Dile
a tu mamá que si no puede ofrendar para mantener la iglesia, no puede ser
miembro."
Así es que sin
madre, ni marido, ni recursos financieros, ni empleo, ni ayuda del gobierno, y
sin ningún pariente a quien pueda acercarse, no hay iglesia.
Todas las
puertas parecen cerrárseles, pero eso no paró su fe en Dios. ¡Un vecino la
invitó a un servicio del Ejército de Salvación (Salvation Army), y ahí fue
donde Ana le dio su corazón a Cristo! Poco tiempo después fue a la Iglesia Ridgewood
Pentecostal en Queens, Nueva York. ¡Fue allí donde Dios la llevó a un andar mas
cerca con Él y recibió Su Bautismo del Espíritu Santo!
No fue fácil
durante esos años, y Ana nunca se volvió a casar pero ¡nada sacudía su fe! Como resultado, Dios surtía sus necesidades veamos:
Éxodo 16:4 Y
Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo
saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si
anda en mi ley, o no.
1 Reyes 17:4 Beberás del arroyo; y yo he
mandado a los cuervos que te den allí de comer.
San Lucas 12:22-29
12:22 Dijo luego a sus discípulos: Por
tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo,
qué vestiréis.
12:23
La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
12:24
Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen
despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que
las aves?
12:25
¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
12:26
Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo
demás?
12:27
Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; más os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
12:28
Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es
echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
12:29
Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo
que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
Dios le dio a
Ana la forma de tomar algunos trabajos de costura, trabajando de su casa para
una factoría local.
Sus hijos también
trabajaban antes de las horas de escuela, vendiendo pretzels y publicaciones y
trayendo el pago a casa a su mamá.
Eventualmente, la
Segunda Guerra Mundial sucedió y los hijos de Ana fueron militares todos. El
menor, Eugenio, pasó un tiempo en Inglaterra donde conoció a mi madre, después
de la guerra, en 1948, Winifred vino a los Estados Unidos con su madre y mi
Madre y Eugenio se casaron. Al año Winifred regresó a Inglaterra para unas
vacaciones cortas y visitar unos parientes y rehusó regresar a los Estados
Unidos. Eugenio amaba su querida novia tanto que se mudó para Inglaterra a
vivir con ella y su madre. Consiguió un empleo y se quedó en Inglaterra por
nueve años. Yo nací primero y me siguieron otros dos más.
Entonces, un
día, Eugenio recibió una carta alarmadora de su hermano Eduardo. Le informó que
su madre se estaba muriendo de cáncer de los pulmones y si quería verla antes
que muriera mejor fuera que se apresurara a ir a casa. Los doctores solo le
daban seis meses a dos años a Ana de vida.
Eugenio regresó
a Nueva York a toda prisa, pero Winifred rehusó dejar a Inglaterra. Pensó que
tal vez podía esperar hasta que su suegra se muriera y entonces su marido
regresaría a ella, pero Ana no se murió. Dos años después Ana todavía estaba
viva y Eugenio estaba amenazando con divorcio y planeando pelear la custodia de
sus hijos.
Ana había estado
orando por sus nietos desde que yo nací. Oraba por nuestra salvación, y le
pedía al Señor que le dejara vernos antes de morir. Sus
oraciones llegaban al Cielo como incienso dulce (Apocalipsis 5:8), y en
1961 fue unida con los nietos que amaba.
Costó medidas
drásticas para que mi madre finalmente se mudara a los Estados Unidos pero
eventualmente consintió. Durante esos años tempranos mi madre estaba triste,
mal humorada, y en luto hondo por su país y sus parientes.
Al año
siguiente, yo acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador personal en la Iglesia Ridgewood
Pentecostal durante el verano del 1963.
Mi abuela se
estaba poniendo peor durante este tiempo ¡pero
nada sacudía su andar con Dios! Un día, cuando el doctor vino a examinarla,
insistió que mi madre estuviera con él pues quería otra mujer presente.
Más tarde al
atardecer oí a mi madre contarle a mi padre como el médico había terminado de
examinar a mi abuela y entonces como había sacudido su cabeza indicando cuan
poco tiempo quedaba.
Mi madre se
embarazó cuando de momento mi abuela alzó sus brazos y sus manos sobre la
cabeza y gritó en voz bien alta, "Estaré contigo pronto Jesús. ¡Voy
a casa!"
Un día fui
arriba a la parte de la casa que era de abuela, a visitarla. Estaba sonriendo
radiantemente de oreja a oreja. Me senté en su couch y entonces me miró y dijo,
con una expresión de orgullo y gozo total, "Anne, Dios me ha dicho que
te va a dar un gran ministerio."
Abuela murió en
1965. Tenía una mirada tan llena de paz en su cara aún en su ataúd.
No sé de nadie
que vino al Salvador directamente como resultado de la vida de mi abuela nada
más que yo. ¡Pero toda alma que llega a Jesús por medio de seguir la fe de la Biblia será añadido a su
cuenta en el Cielo!
Esto es
exactamente de lo que el Señor se refería cuando dijo, "...Que si el grano de trigo no cae en la
tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto" (San Juan
12:24).
¿Qué si Ángelo
hubiera vivido? Dios sabía que Ana no hubiera venido a Jesús como su Salvador.
¿Qué si la Abuela
hubiera vivido una vida larga? Entonces mi padre se hubiera quedado en
Inglaterra y yo no hubiera venido a los Estados Unidos, donde acepté a Cristo.
¿Qué si nunca
hubiese sido Renacida? Mi marido, Eric, dice que él tampoco hubiera venido al
Señor.
¡Maldición es tan horrible que si solo un alma escapa las flamas eternas
del Infierno y en vez va al Cielo valdrá la pena el costo en el mundo, sea lo
que sea el costo!
San Mateo 5:29-30 Por tanto, si tu ojo
derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 5:30 Y si tu mano derecha te es ocasión de caer,
córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y
no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.
San Mateo 10:28 Y no temáis a los que
matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
San Mateo 23:15 ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un
prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que
vosotros.
San Mateo 23:33 ¡Serpientes, generación
de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?
San Marcos 9:43-50
9:43 Si tu mano te fuere ocasión de
caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir
al infierno, al fuego que no puede ser apagado,
9:44 donde el gusano de ellos no muere,
y el fuego nunca se apaga.
9:45 Y si tu pie te fuere ocasión de
caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser
echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado,
9:46 donde el gusano de ellos no muere,
y el fuego nunca se apaga.
9:47 Y si tu ojo te fuere ocasión de
caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo
dos ojos ser echado al infierno,
9:48 donde el gusano de ellos no muere,
y el fuego nunca se apaga.
9:49 Porque todos serán salados con
fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
9:50 Buena es la sal; más si la sal se
hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened
paz los unos con los otros.
San Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de
la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
San Lucas 12:5 Pero os enseñaré a quién
debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder
de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.
Hace unos años
supe de una joven Cristiana que se enamoró de un miembro de "Hell's
Angels" (Los Ángeles del Infierno). Trató de testificarle pero en vano; él
la quería, pero no quería parte alguna de su Dios.
Ella había orado
por él, sin fin, pero nada de lo que ella hacía lo movía a él hacía Jesús. El
amor que ella le tenía era mucho más grande y fuerte que mera atracción humana.
¡Era un amor que venía del Espíritu Santo que moraba en su corazón!
Entonces, un día
cuando estaba con su novio empezó a cruzar la calle. De repente, por detrás
vino un vehículo tan ligero que nadie lo vio venir. Su cuerpo dio vueltas en el
aire y cuando bajó sabía que se estaba muriendo. Su novio corrió hacia ella
sosteniendo su cabeza en sus brazos. "Está bien," le murmuró
ella. "¡Voy a casa ahora! ¡Le dije a Dios que te quería en el Cielo
no importaba el costo! ¡Esta es Su voluntad!"
¡Mientras miraba
lleno de dolor, aguantando su cabeza contra su pecho vio su espíritu dejar su
cuerpo, vestida con bata y una corona sobre su cabeza! Ella se fue al Cielo.
Veamos 1 Corintios 9:22 Me
he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de
todo, para que de todos modos salve a algunos.
2 Timoteo 2:5 Y también el que lucha
como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.
2 Timoteo 4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual
me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a
todos los que aman su venida.
Santiago 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque
cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha
prometido a los que le aman.
Apocalipsis 6:11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que
descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus
consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
Apocalipsis 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual
nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban
delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y
con palmas en las manos;
Apocalipsis 13-14 Y engaña a los
moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en
presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen
a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Apocalipsis 22:14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho
al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.
Como resultado
el corazón del hombre se rompió. Le dio la espalda a su pasado y aceptó a
Jesucristo como su Salvador y Señor.
Dio este
testimonio ante un gentío de miles de personas en la primera parte de los
1970's. La mujer era un pequeño grano de trigo. En su vida no había podido
traer al hombre que amaba a la familia de Dios. Estaba implantado firmemente
bajo el dominio de Satanás. Pero su muerte lo arrancó hasta las raíces y viró
su vida alrededor. ¡No solamente vino a Jesús pero su testimonio aún hoy día
está tocando corazones y vidas!
Y después hay
otro testimonio sobre un hombre que vivió hace como un siglo. Cuando era un
joven había ido regularmente a la iglesia, y se creía ser un Cristiano. Estaba
dispuesto a darle un rinconcito de su vida a Dios, pero no toda su vida.
Él y su esposa
eran granjeros y tenían un hijito. Era el único hijo que habían podido tener.
Era como si el sol salía y caía en el niño, tan especial era ese niño para su
padre. Entonces, cuando el niño tenía como cinco años, se murió de una
enfermedad inesperada y de repente.
El granjero dejó
de ir a la iglesia y no mas le interesaba nada que tenía que ver con la Cristiandad. Se
volvió rabioso y amargado hacia Dios. Se quedó así y su dures crecía mas honda
cada año. Tenía un rencor contra el Señor porque Dios le quitó su hijo; (vamos
a ver San Juan
3:16) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida
eterna.
Pasaban los años
y muchas cosas cambiaron.
Un día un
predicador nuevo vino al pueblo y estaba empezando una iglesia en el área. Por
casualidad oyó del granjero y decidió visitarle pensando que tal vez podría
persuadirle venir a la iglesia.
Unas cuantas
personas le dijeron al predicador que estaba perdiendo su tiempo pues el
corazón del granjero estaba muy rencoroso.
El ministro
decidió hacer el viaje tan largo a la finca. Esto sucedió en los días cuando la
gente usaba caballos y coches o carretas pues no existían métodos modernos de
transportación.
Una tormenta
empezaba a soplar y mientras mas cerca el predicador llegaba a su meta, peor se
ponía la tormenta. Era demasiado tarde para virar hacia atrás pues ya había
viajado muy lejos, así es que continuó hasta llegar a la finca. Cuando llegó
vio movimiento en el granero.
Anduvo en esa
dirección y vio al granjero. El ministro se presentó por si mismo. Entonces el
granjero le dijo que una de sus vacas que todavía estaba en el terreno de pasto.
Había resistido a entrar al establo anteriormente. Ahora la temperatura se
estaba poniendo más fría y su becerrito estaba con ella.
El granjero
sabía que tenía que ir y traerlas al establo o se helarían y morirían. El
ministro preguntó si podía ir y ayudar. Así es que los dos hombres se metieron
en la carreta y fueron al prado. Fue un viaje digno de consideración y el
viento frío estaba soplando fuerte. Ya estaba nevando y se estaba volviendo una
tempestad.
Cuando por fin
llegaron a la vaca el granjero brincó fuera de la carreta y trató de meterla
dentro pero ella no cooperó. Trataron de empujarla pero ella no se movía.
Mientras el
viento empeoraba y la temperatura bajaba, el granjero fue a donde estaba el
becerro, lo cogió en brazos, y lo puso en la parte atrás de la carreta.
Entonces, asegurando la puerta de entrada, montó el vehículo. El ministro le
miró y le dijo, "No puede dejar esta vaca aquí afuera. Morirá."
El granjero respondió, "No, no morirá." Así es que viajaron
hacia el granero. Por fin llegaron y estaban poniendo el becerro en su
compartimiento individual cuando de repente oyeron un alboroto afuera.
El granjero fue
y abrió la puerta de atrás y, a la distancia, al galope a toda prisa hacia
ellos, venía la vaca. Vino trotando y después caminando rápidamente hasta que
halló el compartimiento con su becerro y entró.
De momento, algo
sonó en la cabeza del predicador mientras Dios le habló en su corazón, y le
dijo al granjero, "Ahora sé el porqué Dios permitió que su hijo muriera
hace tanto tiempo. ¡Su hijo está en el Cielo, y de la única manera que Jesús
puede llevarle a Su Reino y su seguridad era llevando a su hijo primero!"
El granjero empezó a llorar y cuando las lágrimas empezaron a enrollarse en sus
gemillas, dijo, "Yo lo sé. Yo lo sé." Se arrepintió de
todos sus pecados y por todos los años de coraje que había guardado hacia Dios.
Entonces le pidió al Señor que lo limpiara de toda iniquidad y que tomara
control de su vida.
Isaías 1:18 Venid luego, dice Jehová, y
estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca
lana.
¡Hay una paz que Cristo puede dar que puede
trascender aún el más hondo dolor! Mas no siempre sabemos las razones porque
Dios deja que ocurran acontecimientos como ocurren, pero cuando le amamos lo
suficiente para confiar en Él ¡el Espíritu Santo nos da una tranquilidad que el
mundo no puede de ninguna manera comprender!
(Proverbios
3:5-7)
3:5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te
apoyes en tu propia prudencia.
3:6 Reconócelo
en todos tus caminos, Y él enderezará
tus veredas.
3:7 No
seas sabio en tu propia opinión; Teme a
Jehová, y apártate del mal;
San Pablo escribió de esa paz mientras lo tenían
sentado encadenado, hambriento, y casi desnudo, en un calabozo sucio de la
prisión.
(Filipenses
4:6-7)
4:6 Por
nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias.
4:7 Y
la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
¡Él sabía de la miseria humana! También escribió "...Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en
corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1
Corintios 2:9).
¡Estaba al tanto del sufrimiento de sus
hermanos(as) en Cristo pero no como casi todo Cristiano hoy día, Pablo sabía
que el sufrir era parte de proclamar el Evangelio.
San
Mateo 23:34-35
23:34
Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos
mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y
perseguiréis de ciudad en ciudad;
23:35
para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la
tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de
Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.
Hechos
5:40-41
5:40 Y
convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les
intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.
5:41 Y
ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por
dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.
Hechos
16:22-25
16:22
Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas,
ordenaron azotarles con varas.
16:23
Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al
carcelero que los guardase con seguridad.
16:24
El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les
aseguró los pies en el cepo.
16:25
Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos
los oían.
Hebreos
11:35-38
11:35
Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron
atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.
11:36
Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.
11:37
Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada;
anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres,
angustiados, maltratados;
11:38
de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes,
por las cuevas y por las cavernas de la tierra.
Hechos
7:57-60
7:57 Entonces
ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra
él.
7:58 Y
echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas
a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
7:59 Y
apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi
espíritu.
7:60
Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este
pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
Mas como
creyentes, vivimos como ajenos y peregrinos
Hebreos
11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido,
sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran
extranjeros y peregrinos sobre la tierra.
1 San
Pedro 2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os
abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,
San
Juan 18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de
este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los
judíos; pero mí reino no es de aquí.
1 San
Juan 2:15-17
2:15 No
améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el
amor del Padre no está en él.
2:16 Porque
todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y
la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
2:17 Y
el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece
para siempre.
En un mundo
hostil, como luz.
San
Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte
no se puede esconder.
En medio de la
oscuridad! Pero Pablo sabía que lo que soportamos por Cristo nosotros los que
le amamos, nunca estamos solos.
Hebreos
13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora;
porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;
San
Mateo 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Él lo sabe
Salmos
34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor
de ellos.
Proverbios
15:3 Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos.
Y Su amor va con
nosotros. Como Pablo le escribió a aquella iglesia temprana en Roma.
"¿Quién nos separará del amor de
Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o
peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el
tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas
somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy
seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni
ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo
Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:35-39).
Que Dios te colme de Bendiciones y
derrame abundantemente su paz, su luz y su amor sobre ti y todos los tuyos.
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