FUNDACIÓN TU NUEVA ALEGRÍA

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martes, 2 de diciembre de 2014


Estimados hermanos(as) en Cristo:
Con motivo de los días feriados de navidad y año nuevo, esperábamos la visita de mi hermana y sus dos hijas (a quienes veo como mis propias hijas pues han crecido con los míos propios), cuando recibí una llamada telefónica para informarme que había ocurrido un accidente automovilístico, mi hermana y una de sus hijas estaban gravemente heridas mientras que su esposo y su hija menor de 13  años murieron instantáneamente.
Fueron momentos difíciles para la familia, hoy mi hermana esta golpeada y con fracturas, no podrá caminar en por lo menos 3 meses según los médicos sin embargo está fortalecida por su Fe en Dios y está segura que algún día podrá mirar a su hija cara a cara nuevamente.
Mi sobrina sobreviviente (17) aunque es hija de Dios no comprende porque Dios permitió esto y en su corazón hay cierto resentimiento (Estamos orando por ella), tiene fracturado un brazo y se recupera satisfactoriamente.
Ante estos eventos difíciles y tristes, Dios me ha mostrado que siempre tiene un propósito, ya escribiré más adelante de esto. Hoy quiero compartir con ustedes un mensaje que una querida hermana en Cristo me hizo llegar con motivo de estos hechos, esperando que sea de Bendición para ustedes como lo es para su servidor.

Cuando La Muerte Sorprende A La Persona Que Tu Más Amas

Escrito por Anne Kaestner
La publicación de Noviembre 1995 de "La Carta De Buenas Nuevas"
(Traducción en Español por Heidi Marquina)

En Octubre del 1988 mi marido y yo estábamos de vacaciones en el estado de Massachusetts y habíamos ido a la ciudad de Salem a pasar el día.
Ese atardecer, decidimos comer en un restaurante en el fondo de la ciudad. Fue en el cuarto para Señoras del restaurante que vi a otra cliente, una mujer en los treinta y pico de años. Había hablado conmigo primero, cumplimentando un suéter que tenía puesto. Aún así, me di cuenta que había algo desesperado en ella. No había tenido intenciones de darle testimonio pues parecía ser inconsiente pero le ofrecí un folleto y de repente se incomodó. "Nada más dígame lo que eso dice," respondió, beligerante. "No quiero leerlo."  Empecé a contarle el mensaje de salvación pero antes de llegar al amor de Dios, a ella le dio más coraje. "No me diga que Dios me ama," respondió, y sus ojos estaban echando llamas.
 "Yo quería a mi mamá tanto y oré tan fuerte a que Dios la dejara vivir; mas sin embargo, murió cuando yo tenía doce años. Si Dios me ama, ¿porque dejó morir a mi madre?"
Es obvio que este no era un tiempo muy bien escogido para contestar una pregunta tan complicada como esta, así es que todo lo que pude decir antes que fuera interrumpida fue, "Por causa de la eternidad..." El coraje hizo brillar sus ojos y traté una vez más decirle que Dios le ama, y cuando traté de tocarle la mano en una manera de sostén, se volvió hostil. "No me toque," Gritó. "No quiero sus manos asquerosas en mi. ¿Quien quiere sus piojos?" Parecía que estaba pensando golpearme. Pero mientras mas coraje le daba contra Dios y contra mi, más veía yo la aflicción que ella sentía. Era el dolor hablando. Y el amor de Dios brotó en mí y tuve el sentido increíble de preocupación y compasión hacia ella que sabía venía del Espíritu Santo dentro de mí. Así es que me mantuve firme, aunque me hubiera golpeado.
 Hubiera seguido amándole, diciéndole cuanto Jesús le ama. Eventualmente algo se rompió y casi estaba llorando. Paró por un segundo y dijo, "Dame un abrazo." La abracé pero solo por dos segundos cuando se retiró de nuevo, y retrocedió a su coraje. Salió del cuarto de señoras al bordo de lágrimas. Había estado odiando a Dios tanto que no podía soportar oír cuanto la amaba.

Mucha gente cae en esta categoría. Dios permitió que alguien muriera a quien querían mucho y los hizo amargarse hacia Él. No pueden comprender como un Dios de amor les puede quitar la única persona que más han querido (veamos Génesis 22:1-18.) El problema es que casi nadie entiende a Dios ni a la eternidad. Pues nosotros, los humanos, vemos solo el pasado y el presente, pero no podemos ver el futuro. ¡Dios puede ver el pasado, el presente, y el futuro! Él no solo ve lo que vamos a ser en Él, sino que también como nuestra vida y nuestra muerte afectarán a otros.
A misioneros los han matado por esta razón muchas veces. He estado leyendo un libro titulado "John and Betty Stam" (Juan y Betty Stam). Se trata de una pareja joven misionera que fueron dirigidas por Dios a la China. Tenían solo 27 y 28 años de edad y Betty acababa de dar a luz una bebé.
Muchas veces, cuando alguien es fuerte en su relación con Dios, el Señor los prepara para la muerte, y les deja saber que está haciendo planes de llevárselos a su casa en el Cielo. Simón Pedro sabía que su partida estaba cerca y llegaría pronto.
2 Pedro 1:10-15
1:10 Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás.
1:11 Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
1:12 Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente.
1:13 Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación;
1:14 sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
1:15 También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas.

Al igual que Pablo
2 Timoteo 4:6-8
4:6  Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

De la misma manera Juan Stam sabía que Dios iba a llamarlo al Cielo bien pronto y a su esposa tan joven juntamente con él. De cierto estaba en su mente pues escribió un artículo en el Día de Pascuas para una revista con el tema de "...Que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto" (San Juan 12:24).
En el camino para donde iban a su ejecución, los líderes Comunistas que tenían presos a los Stams pararon en una oficina de correos pequeña con sus cautivos. El clérigo le preguntó a Juan a donde iban y Juan respondió, mirando a los soldados Comunistas, "yo no sé donde ellos van pero nosotros vamos al Cielo."
Fueron a su muerte violenta y sangrienta con "...La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento..." (Filipenses 4:7).

Mi abuelita paterna tenía esa clase de paz cuando murió. Solo tenía veinticuatro años cuando enviudó con dos chiquitos y uno en camino por venir. Había sido casi destruida durante la Gran Depresión.
En aquellos tiempos no habían programas de gobierno que proveían dinero o estampillas de comida para ella. Su nombre era Ana Riccio. Sus padres eran inmigrantes a América desde Italia, pero ella y sus hijos nacieron en los Estados Unidos. El marido de Ana, Ángelo, había dejado su finca en Caballería, Italia, y había venido a los Estados Unidos buscando una vida mejor. Se habían casado cuando Ana tenía solo diez y nueve años. Ángelo aprendió el Ingles lo suficiente bien para poder conseguir un empleo que le pagara buen dinero como mecánico, y las cosas iban bien para la familia, especialmente cuando averiguaron que su tercer hijo nacería cerca de la Navidad. Entonces el desastre ocurrió y Ángelo cogió la infección de la Influenza Española.
Pero con la ansiedad de sostener a su familia, continuó el trabajo aún cuando estaba gravemente enfermo. Entonces se complicó con pulmonía y murió mientras andaba en los treinta y pico.
Ana no tenía a nadie a quien recurrir. Su madre se había muerto unos cuantos años antes y su padre y otros miembros de familia eran tan pobres como ella. Trató de encontrar consuelo en su religión pero no tuvo éxito tampoco.
La iglesia descubrió muy pronto que Ana ya no tenía dinero para pagar diezmos, y que estaba tan ocupada tratando de sostener su familia que no podía comprometerse en actividades para aumentar los fondos.
El insulto final fue cuando una de las monjas le dijo al hijo mayor de Ana un día, "Dile a tu mamá que si no puede ofrendar para mantener la iglesia, no puede ser miembro."
Así es que sin madre, ni marido, ni recursos financieros, ni empleo, ni ayuda del gobierno, y sin ningún pariente a quien pueda acercarse, no hay iglesia.
Todas las puertas parecen cerrárseles, pero eso no paró su fe en Dios. ¡Un vecino la invitó a un servicio del Ejército de Salvación (Salvation Army), y ahí fue donde Ana le dio su corazón a Cristo! Poco tiempo después fue a la Iglesia Ridgewood Pentecostal en Queens, Nueva York. ¡Fue allí donde Dios la llevó a un andar mas cerca con Él y recibió Su Bautismo del Espíritu Santo!
No fue fácil durante esos años, y Ana nunca se volvió a casar pero ¡nada sacudía su fe! Como resultado, Dios surtía sus necesidades veamos: Éxodo 16:4 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá diariamente la porción de un día, para que yo lo pruebe si anda en mi ley, o no.

1 Reyes 17:4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer.

San Lucas 12:22-29
12:22 Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis.
12:23  La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.
12:24  Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen despensa, ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?
12:25  ¿Y quién de vosotros podrá con afanarse añadir a su estatura un codo?
12:26  Pues si no podéis ni aun lo que es menos, ¿por qué os afanáis por lo demás?
12:27  Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; más os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos.
12:28  Y si así viste Dios la hierba que hoy está en el campo, y mañana es echada al horno, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
12:29  Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.

Dios le dio a Ana la forma de tomar algunos trabajos de costura, trabajando de su casa para una factoría local.
Sus hijos también trabajaban antes de las horas de escuela, vendiendo pretzels y publicaciones y trayendo el pago a casa a su mamá.
Eventualmente, la Segunda Guerra Mundial sucedió y los hijos de Ana fueron militares todos. El menor, Eugenio, pasó un tiempo en Inglaterra donde conoció a mi madre, después de la guerra, en 1948, Winifred vino a los Estados Unidos con su madre y mi Madre y Eugenio se casaron. Al año Winifred regresó a Inglaterra para unas vacaciones cortas y visitar unos parientes y rehusó regresar a los Estados Unidos. Eugenio amaba su querida novia tanto que se mudó para Inglaterra a vivir con ella y su madre. Consiguió un empleo y se quedó en Inglaterra por nueve años. Yo nací primero y me siguieron otros dos más.
Entonces, un día, Eugenio recibió una carta alarmadora de su hermano Eduardo. Le informó que su madre se estaba muriendo de cáncer de los pulmones y si quería verla antes que muriera mejor fuera que se apresurara a ir a casa. Los doctores solo le daban seis meses a dos años a Ana de vida.
Eugenio regresó a Nueva York a toda prisa, pero Winifred rehusó dejar a Inglaterra. Pensó que tal vez podía esperar hasta que su suegra se muriera y entonces su marido regresaría a ella, pero Ana no se murió. Dos años después Ana todavía estaba viva y Eugenio estaba amenazando con divorcio y planeando pelear la custodia de sus hijos.
Ana había estado orando por sus nietos desde que yo nací. Oraba por nuestra salvación, y le pedía al Señor que le dejara vernos antes de morir. Sus oraciones llegaban al Cielo como incienso dulce (Apocalipsis 5:8), y en 1961 fue unida con los nietos que amaba.
Costó medidas drásticas para que mi madre finalmente se mudara a los Estados Unidos pero eventualmente consintió. Durante esos años tempranos mi madre estaba triste, mal humorada, y en luto hondo por su país y sus parientes.
Al año siguiente, yo acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador personal en la Iglesia Ridgewood Pentecostal durante el verano del 1963.
Mi abuela se estaba poniendo peor durante este tiempo ¡pero nada sacudía su andar con Dios! Un día, cuando el doctor vino a examinarla, insistió que mi madre estuviera con él pues quería otra mujer presente.
Más tarde al atardecer oí a mi madre contarle a mi padre como el médico había terminado de examinar a mi abuela y entonces como había sacudido su cabeza indicando cuan poco tiempo quedaba.
Mi madre se embarazó cuando de momento mi abuela alzó sus brazos y sus manos sobre la cabeza y gritó en voz bien alta, "Estaré contigo pronto Jesús. ¡Voy a casa!"  
Un día fui arriba a la parte de la casa que era de abuela, a visitarla. Estaba sonriendo radiantemente de oreja a oreja. Me senté en su couch y entonces me miró y dijo, con una expresión de orgullo y gozo total, "Anne, Dios me ha dicho que te va a dar un gran ministerio."
Abuela murió en 1965. Tenía una mirada tan llena de paz en su cara aún en su ataúd.

No sé de nadie que vino al Salvador directamente como resultado de la vida de mi abuela nada más que yo. ¡Pero toda alma que llega a Jesús por medio de seguir la fe de la Biblia será añadido a su cuenta en el Cielo!
Esto es exactamente de lo que el Señor se refería cuando dijo, "...Que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto" (San Juan 12:24).
¿Qué si Ángelo hubiera vivido? Dios sabía que Ana no hubiera venido a Jesús como su Salvador. ¿Qué si la Abuela hubiera vivido una vida larga? Entonces mi padre se hubiera quedado en Inglaterra y yo no hubiera venido a los Estados Unidos, donde acepté a Cristo.
¿Qué si nunca hubiese sido Renacida? Mi marido, Eric, dice que él tampoco hubiera venido al Señor.
¡Maldición es tan horrible que si solo un alma escapa las flamas eternas del Infierno y en vez va al Cielo valdrá la pena el costo en el mundo, sea lo que sea el costo!
San Mateo 5:29-30 Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 5:30  Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.

San Mateo 10:28 Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

San Mateo 23:15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros.

San Mateo 23:33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?

San Marcos 9:43-50
9:43 Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado,
9:44 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
9:45 Y si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo; mejor te es entrar a la vida cojo, que teniendo dos pies ser echado en el infierno, al fuego que no puede ser apagado,
9:46 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
9:47 Y si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno,
9:48 donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
9:49 Porque todos serán salados con fuego, y todo sacrificio será salado con sal.
9:50 Buena es la sal; más si la sal se hace insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros mismos; y tened paz los unos con los otros.  

San Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

San Lucas 12:5 Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed.

Hace unos años supe de una joven Cristiana que se enamoró de un miembro de "Hell's Angels" (Los Ángeles del Infierno). Trató de testificarle pero en vano; él la quería, pero no quería parte alguna de su Dios.
Ella había orado por él, sin fin, pero nada de lo que ella hacía lo movía a él hacía Jesús. El amor que ella le tenía era mucho más grande y fuerte que mera atracción humana. ¡Era un amor que venía del Espíritu Santo que moraba en su corazón!
Entonces, un día cuando estaba con su novio empezó a cruzar la calle. De repente, por detrás vino un vehículo tan ligero que nadie lo vio venir. Su cuerpo dio vueltas en el aire y cuando bajó sabía que se estaba muriendo. Su novio corrió hacia ella sosteniendo su cabeza en sus brazos. "Está bien," le murmuró ella. "¡Voy a casa ahora! ¡Le dije a Dios que te quería en el Cielo no importaba el costo! ¡Esta es Su voluntad!"
¡Mientras miraba lleno de dolor, aguantando su cabeza contra su pecho vio su espíritu dejar su cuerpo, vestida con bata y una corona sobre su cabeza!  Ella se fue al Cielo.
Veamos 1 Corintios 9:22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos.

2 Timoteo 2:5 Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente.

2 Timoteo 4:8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

Santiago 1:12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.

Apocalipsis 6:11 Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.

Apocalipsis 7:9 Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos;

Apocalipsis 13-14 Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.

Apocalipsis 22:14 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad.

Como resultado el corazón del hombre se rompió. Le dio la espalda a su pasado y aceptó a Jesucristo como su Salvador y Señor.
Dio este testimonio ante un gentío de miles de personas en la primera parte de los 1970's. La mujer era un pequeño grano de trigo. En su vida no había podido traer al hombre que amaba a la familia de Dios. Estaba implantado firmemente bajo el dominio de Satanás. Pero su muerte lo arrancó hasta las raíces y viró su vida alrededor. ¡No solamente vino a Jesús pero su testimonio aún hoy día está tocando corazones y vidas!

Y después hay otro testimonio sobre un hombre que vivió hace como un siglo. Cuando era un joven había ido regularmente a la iglesia, y se creía ser un Cristiano. Estaba dispuesto a darle un rinconcito de su vida a Dios, pero no toda su vida.
Él y su esposa eran granjeros y tenían un hijito. Era el único hijo que habían podido tener. Era como si el sol salía y caía en el niño, tan especial era ese niño para su padre. Entonces, cuando el niño tenía como cinco años, se murió de una enfermedad inesperada y de repente.
El granjero dejó de ir a la iglesia y no mas le interesaba nada que tenía que ver con la Cristiandad. Se volvió rabioso y amargado hacia Dios. Se quedó así y su dures crecía mas honda cada año. Tenía un rencor contra el Señor porque Dios le quitó su hijo; (vamos a ver San Juan 3:16) Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
Pasaban los años y muchas cosas cambiaron.

Un día un predicador nuevo vino al pueblo y estaba empezando una iglesia en el área. Por casualidad oyó del granjero y decidió visitarle pensando que tal vez podría persuadirle venir a la iglesia.
Unas cuantas personas le dijeron al predicador que estaba perdiendo su tiempo pues el corazón del granjero estaba muy rencoroso.
El ministro decidió hacer el viaje tan largo a la finca. Esto sucedió en los días cuando la gente usaba caballos y coches o carretas pues no existían métodos modernos de transportación.
Una tormenta empezaba a soplar y mientras mas cerca el predicador llegaba a su meta, peor se ponía la tormenta. Era demasiado tarde para virar hacia atrás pues ya había viajado muy lejos, así es que continuó hasta llegar a la finca. Cuando llegó vio movimiento en el granero.
Anduvo en esa dirección y vio al granjero. El ministro se presentó por si mismo. Entonces el granjero le dijo que una de sus vacas que todavía estaba en el terreno de pasto. Había resistido a entrar al establo anteriormente. Ahora la temperatura se estaba poniendo más fría y su becerrito estaba con ella.
El granjero sabía que tenía que ir y traerlas al establo o se helarían y morirían. El ministro preguntó si podía ir y ayudar. Así es que los dos hombres se metieron en la carreta y fueron al prado. Fue un viaje digno de consideración y el viento frío estaba soplando fuerte. Ya estaba nevando y se estaba volviendo una tempestad.
Cuando por fin llegaron a la vaca el granjero brincó fuera de la carreta y trató de meterla dentro pero ella no cooperó. Trataron de empujarla pero ella no se movía.
Mientras el viento empeoraba y la temperatura bajaba, el granjero fue a donde estaba el becerro, lo cogió en brazos, y lo puso en la parte atrás de la carreta. Entonces, asegurando la puerta de entrada, montó el vehículo. El ministro le miró y le dijo, "No puede dejar esta vaca aquí afuera. Morirá." El granjero respondió, "No, no morirá." Así es que viajaron hacia el granero. Por fin llegaron y estaban poniendo el becerro en su compartimiento individual cuando de repente oyeron un alboroto afuera.
El granjero fue y abrió la puerta de atrás y, a la distancia, al galope a toda prisa hacia ellos, venía la vaca. Vino trotando y después caminando rápidamente hasta que halló el compartimiento con su becerro y entró.

De momento, algo sonó en la cabeza del predicador mientras Dios le habló en su corazón, y le dijo al granjero, "Ahora sé el porqué Dios permitió que su hijo muriera hace tanto tiempo. ¡Su hijo está en el Cielo, y de la única manera que Jesús puede llevarle a Su Reino y su seguridad era llevando a su hijo primero!" El granjero empezó a llorar y cuando las lágrimas empezaron a enrollarse en sus gemillas, dijo, "Yo lo sé. Yo lo sé." Se arrepintió de todos sus pecados y por todos los años de coraje que había guardado hacia Dios. Entonces le pidió al Señor que lo limpiara de toda iniquidad y que tomara control de su vida.
Isaías 1:18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.

¡Hay una paz que Cristo puede dar que puede trascender aún el más hondo dolor! Mas no siempre sabemos las razones porque Dios deja que ocurran acontecimientos como ocurren, pero cuando le amamos lo suficiente para confiar en Él ¡el Espíritu Santo nos da una tranquilidad que el mundo no puede de ninguna manera comprender!
(Proverbios 3:5-7)
3:5  Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
3:6 Reconócelo en todos tus caminos,  Y él enderezará tus veredas.
3:7 No seas sabio en tu propia opinión;  Teme a Jehová, y apártate del mal;

San Pablo escribió de esa paz mientras lo tenían sentado encadenado, hambriento, y casi desnudo, en un calabozo sucio de la prisión.
(Filipenses 4:6-7)
4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
¡Él sabía de la miseria humana! También escribió "...Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9).

¡Estaba al tanto del sufrimiento de sus hermanos(as) en Cristo pero no como casi todo Cristiano hoy día, Pablo sabía que el sufrir era parte de proclamar el Evangelio.
San Mateo 23:34-35
23:34 Por tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;
23:35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar.

Hechos 5:40-41
5:40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.
5:41 Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre.

Hechos 16:22-25
16:22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas.
16:23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad.
16:24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
16:25 Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían.

Hebreos 11:35-38
11:35 Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección.
11:36 Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles.
11:37 Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados;
11:38 de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra.

Hechos 7:57-60
7:57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él.
7:58 Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo.
7:59 Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
7:60 Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.

Mas como creyentes, vivimos como ajenos y peregrinos
Hebreos 11:13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra.

1 San Pedro 2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,

San Juan 18:36 Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mí reino no es de aquí.

1 San Juan 2:15-17
2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

En un mundo hostil, como luz.
San Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

En medio de la oscuridad! Pero Pablo sabía que lo que soportamos por Cristo nosotros los que le amamos, nunca estamos solos.
Hebreos 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;

San Mateo 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Él lo sabe
Salmos 34:15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.

Proverbios 15:3 Los ojos de Jehová están en todo lugar,  Mirando a los malos y a los buenos.

Y Su amor va con nosotros. Como Pablo le escribió a aquella iglesia temprana en Roma.
"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:35-39).

Que Dios te colme de Bendiciones y derrame abundantemente su paz, su luz y su amor sobre ti y todos los tuyos.

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sábado, 1 de noviembre de 2014




COMO ENFRENTAR LOS MIEDOS

INTRODUCCION
Miedo, ansiedad, tensión, temor, angustia.
Estas palabras, en un sentido técnico, poseen significados diferentes, pero prácticamente se usan en forma intercambiable para describir al miedo.

Muchos psicólogos designaron al miedo como uno de los problemas más importantes de nuestros días. Fue denominada la emoción oficial de la época, la base de todas las neurosis, y el fenómeno psicológico más difundido de hoy.

A pesar de que el miedo, es tan antiguo como la existencia humana, las complejidades y la marcha de la vida moderna nos alertan en cuanto a su cada vez mayor desarrollo e influencia.
El miedo es un componente del sentimiento humano que interfiere y condiciona el comportamiento.
A medida que la persona percibe avisos acerca del miedo a determinadas cosas y experimenta los resultados negativos de alguna de sus propias acciones, se instaura en la persona una sensación de temor, que la llevará a tomar algunas precauciones en la vida habitual.
Todos hemos experimentado miedo alguna vez. Pero están quienes se han convertido en esclavos del miedo. Por eso es necesario conocer la forma en que el miedo perturba nuestra vida.
Este estudio quiere aportar un análisis acerca de los miedos. Aquellos que habitualmente viven junto a nosotros y dentro de nosotros, sus causas, consecuencias, como también la forma de enfrentarlos confiando en aquel que ha vencido todo temor: Jesucristo.

¿QUÉ ES EL MIEDO?
El miedo es una experiencia desagradable que incluye sentimientos de temor, malestar, preocupación, angustia y ansiedad, acompañados de una inestabilidad física muy intensa. Puede surgir como una reacción a un peligro real, o como respuesta a un peligro imaginario.
Más allá de todos los nombres que esta experiencia puede llegar a recibir, el miedo no es otra cosa que un reconocimiento de nuestra debilidad frente a las demás personas y al mundo que nos rodea; frente a lo desconocido y a nosotros mismos; frente a nuestra conciencia y a Dios.
Son varios los miedos identificados, pero vamos a considerar apenas algunos de ellos.

El miedo normal

El miedo no es un temor condenable ni prohibido. Ignorar el peligro es insensato y errado.
El miedo normal se manifiesta cuando existe una amenaza real o una situación de peligro. Este miedo es proporcional al peligro. Cuanto mayor peligro, mayor miedo.
En su expresión normal, el miedo constituye un elemento fundamental en el aprendizaje de la conducta, y constituye un excelente mecanismo defensivo del individuo.

Carecer por completo de miedo puede producir comportamientos imprudentes que posiblemente acabarán con la vida de quien no tiene temor de nada y de quiénes lo rodean.
El hombre teme fundamentalmente por su vida y su integridad física, lo que se ha denominado instinto de conservación, y este es el miedo normal que toda persona posee.
Los miedos o temores normales constituyen señales de alarma que, tienden a evitar situaciones presumiblemente peligrosas.
El miedo a una explosión o a una intoxicación, hace que el individuo cierre la llave del gas; el miedo a un accidente en la vía pública provoca una conducción cauta y prudente, etc.

También existen circunstancias que, por desconocidas o porque en sí revisten algún tipo de agresividad para la persona, producen en ella un cierto nivel de ansiedad o temor.
Dirigirse a un público numeroso, enfrentarse a una situación nueva o la presencia de ciertos animales constituyen para la mayoría de la población elementos que disparan, con distinta intensidad, respuestas de angustia o desazón.

El miedo obsesivo
El miedo neurótico u obsesivo envuelve sentimientos intensos y exagerados de desesperación y miedo, lo mismo ante un gran peligro que ante un peligro pequeño o inexistente.
Este miedo, sin ayuda psicológica especializada, no puede enfrentarse ni tratarse racionalmente, por que son resultado de conflictos inconscientes.

Entre los miedos obsesivos se destaca la fobia.
Esta consiste en desplazar el miedo interno hacia un objeto exterior, ya sea una idea, o una situación simbólica. Pareciera ser que cualquier cosa puede convertirse en objeto de una fobia.

El miedo y fobia se diferencian fundamentalmente en su intensidad y en sus repercusiones.
El miedo común suele aparecer ante circunstancias que objetivamente representan algún peligro real.
Su repercusión en el estado de ánimo de quien lo sufre generalmente guarda proporción con el peligro que se corre.
Por el contrario, la persona que tiene fobia, siente una sensación de miedo mucho más intensa, que no guarda relación con el objeto que lo produce.

Tipos de fobias
Fobias de espacio:
Si éstos espacios son abiertos, se denomina agorafobia, y si son altos, acrofobia.
En el caso de los espacios cerrados se habla de claustrofobia, como el que se puede sentir ante una habitación cerrada, el ascensor, los cines y, en parte, los medios de transporte.
Un variado grupo de fobias forma la zoofobia, miedos obsesivos a animales como perros, gatos, serpientes, ratones, insectos y especialmente arañas.
Un tipo de fobias que limita con la obsesión es el miedo a enrojecer, que es frecuente en la adolescencia. Y también el miedo a todo tipo de enfermedades, especialmente a las que están de moda; en la actualidad el miedo al cáncer, los infartos y el SIDA.
Por último, existen fobias impulsivas, por las cuales la persona teme enloquecer y llevar a cabo actos agresivos, contra sí misma o contra los demás, especialmente contra los seres queridos.

Síntomas de las fobias
En los casos más agudos, la sintomatología puede acompañarse de palidez, taquicardia, transpiración, diarrea, sensación de ahogo.
Cuando intenta reaccionar, el sujeto puede llegar a presentar reacciones primitivas: movimientos tumultuosos, temblor, gritos, huida a ciegas, o la conducta de hacerse el muerto, que es una inhibición motriz, caracterizada por la imposibilidad de moverse y, por lo tanto, de huir, pudiendo llegar a la pérdida de conciencia.

Cómo enfrentar las fobias
Entre las conductas positivas para eliminar o reducir el temor, se encuentra por ejemplo buscar la compañía de un ser vivo, persona o animal, o buscar situaciones más agradables.
Y entre las conductas negativas o de evitación, están no salir de casa, no ir al cine, no subir a un avión, etc.
La intensidad y la gravedad de las fobias son muy variables, y abarcan desde situaciones leves ante las que incluso la persona puede bromear, hasta un grado de sufrimiento muy intenso y un comportamiento incapacitante.

¿POR QUE TENEMOS MIEDO?
El miedo es una reacción interna a esas situaciones, por lo que las causas no deben buscarse fuera de la persona, sino en su interior.
En primer lugar vamos a conocer las principales causas del miedo en las que se resumen todas las demás. Estas son:

Nuestra insuficiencia
Nos sentimos débiles y limitados por dos cosas, nuestra insuficiencia humana y las circunstancias de cada día.
El miedo surge por nuestra falta de capacidad para enfrentar lo que nos sucede.
Esta insuficiencia se evidencia cuando la persona se conoce y descubre como un ser vulnerable ante el mal y ante la muerte.
También descubre su insuficiencia cuando se ve enfrentada con las circunstancias abrumadoras que existen a su alrededor.
Si el ser humano encuentra la respuesta a su conflicto interior, conocerse como imperfecto y como ser que tiene un final, confiará su vida a quien pueda devolverle la confianza y la capacidad para enfrentar la vida y no temer a la muerte.

Nuestra inseguridad
El futuro produce incertidumbre.
Sentimos inseguridad ante lo desconocido. No tenemos certeza de nada porque no sabemos siquiera si mañana estaremos vivos. Por eso algunos buscan seguridad respecto de su futuro en adivinos y agoreros porque no pueden tolerar el miedo que les provoca lo que aún desconocen.
El miedo al mañana nos pone en una situación de inestabilidad presente.
Quien no tiene seguridad respecto de su futuro no vive en paz. La solución reside en tener asegurado el futuro en quien realmente es dueño de él: Dios.

Amenazas:
Después de un estudio profundo sobre el tema, el psicólogo Rollo May concluyó que el miedo es un temor que se desencadena cuando una persona ve amenazado algún valor que considera esencial para su existencia.
La amenaza puede ser de la vida física (amenaza de muerte), o la existencia psicológica (pérdida de la libertad, falta de objetividad).
Puede constituir también una amenaza a algún otro valor que la persona identifica con su existencia: (patriotismo, amor por otro, etc.)

Las amenazas por lo tanto, pueden ser de varias especies:
Las que surgen ante situaciones de peligro.
Las amenazas a nuestra autoestima.
Las amenazas de separación y las amenazas a influencias inconscientes.

Necesidades insatisfechas
Durante muchos años los psicólogos y otros profesionales intentaron identificar las necesidades básicas de los seres humanos, y concluyeron en las siguientes:
- Supervivencia (la necesidad de continuar existiendo).
- Seguridad (económica y emocional).
- Amor.
- Realización personal (alcanzar objetivos satisfactorios).
- Personalidad (consenso e identidad).
El miedo surge por no poder satisfacer nuestras necesidades.
Pero, lo que consideramos nuestras necesidades no siempre son necesidades reales. Muchas veces son caprichos o deseos que no contribuyen en demasía a nuestro bienestar general sino más a nuestro ego y al orgullo de querer ser algo más de lo que somos.
Diferenciar bien entre lo que son auténticas necesidades y aquello que sólo son deseos, puede ayudar a eliminar muchos miedos y preocupaciones, y dejar de constituirse así en una amenaza a nuestra persona.

Diferencias personales
Generalmente, las personas reaccionan de modo diferente a las situaciones que producen miedo.
Algunas personas casi nunca tienen miedo, otras están intensamente angustiadas todo el tiempo.
Estas diferencias surgen debido a la personalidad, la sociedad donde vive, el organismo y la fe de cada persona. Veamos esto.

a) Personalidad:
Casi todo el comportamiento es aprendido como resultado de la experiencia personal o enseñanza de los padres y otras personas influyentes.
Como cada uno de nosotros pasa por experiencias diferentes y tiene puntos de vista diferentes en su observación del mundo, difiere también en la intensidad y frecuencia del miedo.

Gran parte de nuestro miedo se desarrolla a partir de cosas que nos suceden en la niñez y que se reactivan ante circunstancias actuales.
A fin de comprender la naturaleza y origen del miedo, necesitamos considerar las experiencias de la infancia y de la niñez que puedan tener reacciones significativas en la relación con los padres y el ambiente, y que puedan dar como resultado causas primarias de miedo.

Entre estas causas primarias sobresale la sensación de inutilidad.
Esta condición simboliza la dependencia total del bebé hacia sus padres para que lo cuiden, lo protejan y le den todo lo que necesite.
Si este cuidado se ve amenazado por enfermedad en la familia, tensiones en el hogar, desarraigo por frecuentes mudanzas, problemas alimenticios, enfermedad de la madre, descuido, etc., el niño queda condicionado.
Más adelante, en su vida, este miedo primitivo puede activarse por condiciones semejantes que amenacen con dejarlo desamparado, lo que puede convertirse en una fuente de miedo en el adulto.

b) La sociedad:
La inestabilidad política, las mudanzas que perturban nuestro lugar de residencia, valores que cambian, transformación de patrones morales y creencias religiosas, provocan inseguridad y distintas reacciones de temor.
Pero no son las únicas razones para tener miedo, aunque es cierto que la cultura y las subculturas estimulan el miedo en algunas personas.

c) Nuestro organismo:
La presencia de un dolor puede estimular el miedo. Esto se aplica al desequilibrio alimenticio, al mal funcionamiento neurológico y a los factores químicos en el interior del cuerpo.
El miedo produce reacciones fisiológicas, pero el organismo también puede contribuir a acrecentar el miedo.

d) Nuestra fe:
Las creencias tienen una gran influencia sobre el nivel de temor de la persona.
Existen muchas personas que conciben a un Dios terrible al que temen profundamente, como también muchas culturas que han desarrollado su religión sobre la base de un Dios justiciero que solo se dedica a castigar las culpas y requerir ofrendas.
Estos conceptos equivocados acerca de Dios surgen por el desconocimiento acerca del verdadero Dios que se revela en la Biblia.
Un Dios que infunde miedo, surge de un corazón lleno de culpas, sin paz, ni esperanza.
Quien tiene cargos de conciencia ante Dios por haber hecho el mal, es lógico que sienta temor.
Pero quien sabe que Dios perdona los pecados y da paz por medio de Jesucristo, ve a Dios a partir del amor.
Si Dios es visto como todopoderoso, lleno de amor y bondad, puede haber confianza y seguridad aún en medio de los problemas.

COMO NOS AFECTA EL MIEDO
El miedo afecta nuestra persona tanto física, emocional como espiritualmente.
Cada vez que experimentamos temor es señal de que algo sucede en toda nuestra persona. Muchas veces nos resulta difícil identificarlo y finalmente lo reconocemos a través de las consecuencias que trae a nuestra persona.
De ahí la importancia de conocer las reacciones que provoca el miedo y ver la manera de enfrentarlo.

Síntomas del miedo
El miedo distorsiona nuestros pensamientos.
Esta distorsión significa que uno ya no es capaz de razonar ni ser razonable frente a la vida. El miedo es tan amenazante que los pensamientos y las percepciones dejan de ser confiables.

El miedo puede destruirnos físicamente.
Se ha comprobado que el 80% de las personas que ingresan a los hospitales con paros cardíacos sufren de algún grave problema emocional.
La verdad es que las emociones, los pensamientos y el cuerpo están tan entretejidos que lo que afecta un área también afecta las demás. Veamos algunas reacciones:

a) Reacciones físicas:
Es de conocimiento común que el miedo puede provocar úlceras, dolores de cabeza, alergia en la piel, y varios problemas físicos más.
Casi todos experimentamos malestar de estómago, insomnio, fatiga creciente, pérdida del apetito y un deseo frecuente de orinar durante los períodos de ansiedad.
Menos visibles son los cambios de presión sanguínea, aumento de la tensión muscular, digestión lenta y alteraciones químicas en la sangre.
Si estas cosas son temporarias causan poco o ningún perjuicio, pero cuando duran mucho tiempo, el cuerpo comienza a resentirse por esta presión, y esto da origen a dolencias psicosomáticas.

b) Reacciones psicológicas:
El temor reduce el nivel de productividad, sofoca la creatividad y originalidad, perjudica la capacidad de relacionarnos con otros, e interfiere con la habilidad de razonar.
Es interesante notar la conclusión de Rollo May en el sentido de que las personas con mayor nivel de inteligencia y originalidad son las más propensas al miedo.
Con el tiempo, las personas inteligentes también consiguen desenvolver métodos más eficaces para dirigir y controlar su ansiedad.

c) Reacciones defensivas:
Cuando el miedo crece, la mayor parte de las personas se apoya inconscientemente en actitudes y pensamientos que hacen desaparecer su dolor y los capacita para enfrentarlo. Esas reacciones defensivas, incluyen negar la existencia del miedo, pretender que la situación causante del mismo no existe, culpar a otros por una falta que es realmente nuestra, racionalizar mediante la explicación lógica de los síntomas y sus causas, volver a reacciones infantiles, etc..
Uno de los mecanismos mentales que se emplea en la defensa contra el miedo es la compensación.
Como nos sentimos inferiores, con un definido sentido de inseguridad, lo compensamos por medio de la hiperactividad.
Otro mecanismo es la negación, que funciona repudiando ciertas dificultades emocionales que producen miedo.
El desplazamiento es un mecanismo que se conoce como fobia.
Encontramos fuera de nosotros un objeto sobre el cual enfocar nuestros temores, pasando por alto lo que nos produce el miedo interiormente.
La proyección es el proceso mediante el cual atribuimos a otras personas nuestros propios sentimientos y deseos emocionales.
La racionalización por su parte, es un intento claramente consciente de explicar o justificar algo inaceptable. Engañarse a sí mismo.
Otro mecanismo es la regresión que consiste en retornar a conductas infantiles. La represión es un olvido automático de algo que es disgustante o intolerable.
Uno de los más importantes de todos los mecanismos mentales que se usan para eliminar el miedo es la sublimación.
Un medio por el cual los miedos se encauzan por canales que son aceptables personal y socialmente. Es una forma de canalizar adecuadamente la energía.

d) Reacciones espirituales:
El miedo puede motivarnos a buscar la ayuda Divina, cuando esta, de otra forma, podría ser ignorada.
En ocasiones, cuando vemos amenazada nuestra vida o la de algún ser querido, es cuando nos acordamos que Dios existe.
O también, cuando nuestras fuerzas parecen escasas en relación con los desafíos que tenemos por delante.
Esto no es malo, lo que es malo es que luego de que el miedo se va, volvemos a creer que solos podemos y nos olvidamos nuevamente de Dios y su amor.

¿COMO AYUDAR A QUIEN TIENE MIEDO?
No es fácil aconsejar a las personas miedosas.
Las personas miedosas frecuentemente nos vuelven miedosos, incluso a quienes estamos tratando de ayudar.
Aconsejar a estas personas, por lo tanto, exige a quien lo haga, estar alerta y seguro en cuanto a sus propios sentimientos.
Seguidamente veremos algunas pautas para ayudar a una persona a superar sus temores.

Reconocer los propios temores
Cuando sentimos miedo en presencia de una persona con miedo, es prudente hacernos varias preguntas:
¿Por qué estoy ansioso en esta situación?
¿Mis temores se revelan en quien debo ayudar?
Cuando consideremos nuestros propios temores, es posible que obtengamos una percepción mayor de los miedos del otro.

Amar y demostrar amor
El amor fue llamado la mayor de todas las fuerzas terapéuticas.
Y en ningún caso esto es más cierto que en la reducción del miedo.
La Biblia afirma que el amor echa fuera el temor: "En donde hay amor no hay miedo" (1ª Juan 4:18).
El medio para expulsar el miedo es entonces: revestirse de amor.

Amar es darse. Temer es protegerse.
El amor se mueve en la dirección de los otros; cuanto más amor, tanto menos miedo.
Y mostrar amor, llevar a las personas a conocer el amor de Cristo y ayudarlos a experimentar la alegría de amar a otros, tiene un gran poder terapéutico para expulsar el miedo y la ansiedad.

Identificar las causas
Sería poco realista tener y proponer como única solución para superar el miedo, que las personan experimenten y muestren amor.
También es necesario identificar las causas de sus temores.
El miedo y la ansiedad son emociones propias del ser humano. Ellas advierten que existen peligros y conflictos interiores.
No basta con decir a quien tiene miedo, que se anime o que deje de tener miedo. Debemos ayudarlo en la difícil tarea de descubrir las fuentes de sus temores para que pueda resolver los mismos.

Alentar a salir del miedo
El objetivo no es eliminar todo temor, sino ayudar a la persona a tomar conciencia de la causa de sus miedos y después aprender a enfrentarlos.
A fin de conseguir esto, se puede ayudar a la persona a identificar cosas específicas que puede realizar, logros que debe alcanzar y habilidades a ser aprendidas.
La persona debe ser orientada en el sentido de confrontar directamente la situación que le produce miedo, admitiéndola, y adelantándose a pesar de ella.
La persona debe recibir auxilio para seguir y para moverse a través de la situación que le causa miedo, en lugar de moverse alrededor o paralizada atrincherarse ante esta situación atemorizante.
El valor no consiste en la ausencia de miedo, sino en la capacidad de proseguir a pesar del miedo.

Dar apoyo
Como vimos, las personas con miedos no pueden ser ayudadas por personas tensas e impacientes.
El ayudador, por lo tanto, debe ser calmo, alentador, y sobretodo, paciente al observar el progreso que a veces se da muy lentamente.
Pueden existir situaciones en que realmente nada podamos hacer contra la causa del miedo. En esas ocasiones, es de especial importancia mostrar un apoyo cordial y comprensivo a esta persona y aconsejarle consultar con algún psicólogo o consejero espiritual.

COMO VENCER EL MIEDO
Identificar las causas del miedo es muy importante. No puede negarse que un análisis de los temores y de sus consecuencias facilita a la persona mayores mecanismos de defensa para enfrentarlos.
En el caso de las fobias, es fundamental actuar terapéuticamente sobre éstas para conseguir resultados adecuados.

Tratamiento
El objetivo del tratamiento no es la eliminación del síntoma, pues al hacerlo, aparecería otro nuevo.
Al analizar las causas del miedo se procura una reestructuración de la personalidad, tratando el miedo de forma tal que la persona no tenga que recurrir a los mecanismos de defensa habituales.
Toda ayuda siempre debe aspirar a modificar las causas profundas de la enfermedad y no contentarse con la eliminación de los síntomas. En este sentido, no basta con la desaparición del miedo.
El uso de medicamentos ansiolíticos o tranquilizantes se efectúa para ayudar a dominar la ansiedad en el momento en que el sujeto se enfrenta con el objeto o la situación temida.
En el caso de los fóbicos, las personas que lo rodean pueden ayudarle a cambiar su actitud. Muchas veces la persona obtiene con sus miedos ciertos beneficios secundarios, en términos de cuidado atención y apoyo.
Por ello, una forma de ayudarlos es reducir estas recompensas cuando sólo se traten de "mañas".

Normas educacionales
En este sentido es fundamental una educación basada en la confianza, alejada de los sentimientos de temor.
La mayoría de los padres pretenden que sus hijos actúen prudentemente, creando un estado de alarma generalizada.
Cuando este tipo de mensajes es constante, los padres acaban por hacer sentir al niño que vivir siempre es peligroso.
En la educación se utiliza el temor como un elemento condicionante. Pero utilizar el miedo como elemento básico para enseñar al niño a no hacer cosas conduce a desagradables consecuencias psicológicas.

Raros remedios para el miedo
El psicólogo Vallejo Nájera señala la existencia de un tipo de neurosis llamada esotérica, que se caracteriza por la búsqueda de seguridad.
Mientras que en la fobia la persona busca un objeto hacia el cual desplazar sus temores, en la esoteria busca un objeto para encontrar seguridad y protección.
Son estímulos que proporcionan tranquilidad y seguridad a la persona, aunque esta respuesta sea absurda, y la persona sepa que no existe relación de causa efecto entre los objetos y la buena suerte o protección.
Estos elementos son talismanes, amuletos, mascotas o acciones tales como colgar una herradura o tocar madera.
Todo ello está de alguna manera ligado a la superstición, como evitar el número 13, pasar por debajo de una escalera, ver un gato negro, etc. Este tipo de comportamiento es común entre la gente.
La diferencia entre los comportamientos normales y los propiamente neuróticos radica en la forma en que se viven.
Mientras que las personas normales critican estos recursos, pero suelen utilizarlos por si acaso, los neuróticos sienten la inevitable necesidad de usarlos, ya que creen firmemente en su eficacia. Su necesidad de protección les lleva a comportamientos compulsivos más allá de todo razonamiento.

Remedios eficaces contra el miedo

a) La esperanza:
La esperanza está íntimamente relacionada con el futuro, con lo que desconocemos, con nuestra situación mañana, pasado mañana e incluso más allá de nuestra muerte.
Por lo general, todos nuestros miedos tienen que ver con la inseguridad que nos produce lo desconocido.
Pero el miedo puede vencerse a partir de la esperanza, de la seguridad de que el mañana está en manos de Dios.

El hombre no vive de acuerdo a las leyes de Dios.
Basta observar a nuestro alrededor, y mirar en nuestro interior la continua inclinación al mal que llevamos para percatarnos de lo lejos que estamos de Dios.

Por esto vino al mundo el Hijo de Dios.
Jesucristo abrió un nuevo y único camino hacia Dios. Vivió una vida perfecta, fue crucificado pero como no tenía mal en su ser, volvió a vivir.
Con su obra abrió el camino para que todos tengamos una abundante vida basada en el amor.
No sólo nos abrió el camino a esto, sino que también nos abrió el camino a la eternidad:
"El que cree en el Hijo, tiene vida eterna". (Juan 3:36)
Esta esperanza de vida eterna se hace realidad en el corazón del ser humano por medio del Espíritu Santo, Dios mismo. Quien quiere habitar en el interior del hombre y luchar dentro de él para que viva en paz.

Quien cree en Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, vive con una esperanza firme, por que Dios siempre cumple con sus promesas.
Los miedos existen, pero no la desesperación, porque el futuro está en manos de Dios, para bien de los que en Él creen.

La esperanza es la espera tranquila de un mañana que tendrá sus problemas, pero también sus soluciones.
Esta esperanza no es simplemente una especie de doping psicológico que nos anima y nos excita emocional y físicamente. No es un sentimiento producido humanamente.
Es la confianza basada en el único, bondadoso y poderoso Dios.

b) El Amor:
El amor infunde salud, el amor nos une y nos ayuda a trabajar juntos en vez de temernos los unos a los otros.
El amor apoya y edifica a los demás ya que los fortifica y les ayuda a sentirse respaldados ante sus temores de cada día.
El amor es un remedio infalible para curar el miedo.
En la Biblia dice: "El amor perfecto echa fuera el miedo, pues el miedo supone el castigo" (1ª Juan 4:18).
Gran parte de nuestros miedos se deben a saber que no hacemos bien las cosas y que lo que hacemos trae su consecuencia mediata o inmediata.

Las cosas mal hechas presuponen un castigo y esas son nuestra especialidad.
La Biblia cuenta que el miedo entró junto con el pecado de Adán y Eva.
Después de haber probado el único fruto que Dios les había prohibido, se escondieron porque tenían miedo. Habían hecho algo que no debían.
Este miedo, causado por las maldades cometidas, es lo que aún hoy nos aleja de Dios.
No queremos saber nada del Creador porque nuestra conciencia no está tranquila y tememos el castigo.

Pero nuestros pecados tienen perdón por medio de Jesucristo.
Y conociendo esto y confiando en que Dios nos perdona, el temor de acercarse a Dios queda superado.

El amor es más que un sentimiento, es un estado espiritual que surge de un corazón que comprendió que el verdadero amor no tiene condiciones.
No es "te quiero si...", sino que es un amor incondicional "te quiero a pesar de...".
Este amor que echa fuera el temor, proviene de Dios y se manifiesta por medio de Jesucristo. Quien cree en Él, conoce el amor de Dios y tiene la principal herramienta para vencer el temor: El perdón de los pecados y la paz de la conciencia.

c) La Fe:
Sin fe, resultaría imposible combatir el miedo.
Todo lo que nos digan y hagan por nosotros no tendría valor pues no lo creeríamos. Justamente el miedo surge de la duda respecto del mañana, de los demás, de las circunstancias.
La inseguridad es causa de miedo, y la falta de fe causa de nuestra inseguridad. A decir verdad nuestra fe es la que nos da seguridad para vivir.
En los últimos tiempos la fe de las personas se ha visto deteriorada por la falta de la verdad. Muchas de las cosas que oímos son mentiras, promesas falsas, soluciones falsas.
A medida que comprobamos que no son ciertas se deteriora nuestra fe y ya no estamos dispuestos a creer en nada.
Existen incluso quienes optan por creer sólo en sí mismos y en lo que viven.

Esta falta de fe de algunas personas y la sola fe en sí mismos de parte de otras, conduce a una vida sin sentido donde el miedo es tema de todos los días.
No hacen nada porque todo y todos fallan, todo sale mal, y de nada sirve.

La fe tampoco puede ser una creencia torpe y ciega.
La fe debe fundarse en alguien que existe. En alguien que trasciende los límites del espacio y del tiempo y tiene incluso soluciones a nuestros problemas más profundos.

La fe debe fundarse en Dios.
Pero, para creer en alguien hay que primero conocerlo, y esto también sucede con Dios. Porque si esto no sucede y la relación no se da, la fe puede estar puesta en una estatua, un crucifijo, o una idea acerca de Dios, pero no en el Dios vivo y verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este conocimiento de Dios puede darse a través de la Biblia, su Palabra revelada y escrita para que podamos conocerlo tal cual es.
En la Biblia encontramos textos que nos alientan a confiar en Dios en todo momento y sobre todas las cosas.

d) La Oración:
La oración es una gran herramienta para combatir el miedo.
La oración es comunicación con Dios. Un medio eficaz para comentarle a Dios nuestros conflictos personales, pedirle por nuestras necesidades, recibir fuerzas de su amor, y pedir respuestas a nuestros interrogantes.

La oración es una herramienta eficaz para combatir el miedo porque se dirige a Dios y de Él se obtiene respuesta.
Por medio de Jesucristo el creyente tiene la posibilidad de comunicarse, y el Espíritu Santo es quien intercede para que esta comunicación sea realidad.
Suena a algo complejo o extraño, pero es realmente muy simple.
La esperanza, el amor y la fe se hacen realidad en la oración. Por medio de ella llegan a nosotros y las expresamos hacia Dios.

COMO PREVENIR EL MIEDO

Confianza en Dios
La persona que aprende a andar en contacto diario con Dios pasa a hacer suya la frase: "No se lo que el futuro me reserva, pero se quien controla el futuro".
Esta convicción trae seguridad y tranquilidad a su vida, cuando otras personas temen por la suya.

La Biblia alienta a enfrentar los problemas con confianza, desde la realidad y teniendo flexibilidad en la toma de decisiones.
Esto capacita a la persona para crecer y adaptarse a los cambios y al peligro, conservando la confianza en la soberanía y sabiduría del Dios todopoderoso.

Enfrentar el miedo
Enfrentar las causas del miedo, cuando y antes de que surja, puede evitar el desarrollo del mismo.
Tal actitud involucra los siguientes elementos:
- Admitir temores, inseguridades, conflictos y ansiedades cuando surjan.
- Hablar sobre los mismos con alguien, regularmente si es necesario.
- Edificar la autoestima.
- Reconocer que la separación y la soledad duelen.
- Mantener contacto con amigos, intentar nuevas relaciones con otras personas.
- Buscar la ayuda de Dios y de otras personas para satisfacer nuestras necesidades.
- Aprender a comunicarse con los demás y con Dios.
- Leer diariamente la Biblia.
- Participar en una Iglesia.
- Evaluar periódicamente nuestras prioridades y objetivos de vida.

CONCLUSIÓN

"No existe mal que dure cien años", versa un dicho popular, que nos enseña que ningún mal es perpetuo.
Pero existen males, como el miedo, que pueden durar toda nuestra vida si no hacemos algo al respecto.
Ante esta situación no nos queda otro remedio que someternos a sus deseos o entablar con él una lucha continua a fin de vencerlo.

El apóstol Pablo afirmó "A todo puedo hacerle frente en Jesucristo quien me fortalece" (Filipenses 4"13).
Por eso, si nuestro miedo surge a partir del desconocimiento del futuro y de la inseguridad que esto nos produce, sabemos que en Jesucristo tenemos esperanza en la resurrección de los muertos y en la vida eterna y fe para enfrentar con seguridad las circunstancias que nos tocan vivir y amor para vencerlo.

Si nuestro miedo surge a partir del temor a no poder satisfacer nuestras necesidades, en Dios podemos hallar la solución.
La Biblia dice "Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿Cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas?" (Romanos 8:32).

Y si nuestro miedo surge a partir del temor que nos produce las diferencias que tenemos con otras personas, confiemos en el amor de Dios.
Él nos ama a todos y nos acepta como somos. Y en su amor las diferencias no producen temor, sino que nos ayudan a crecer.

Jesucristo ha vencido el mal y todas sus consecuencias.
Confiar en Él significa poder enfrentar los males y tener, por medio del Espíritu Santo, la fuerza necesaria para superarlos.