En Busca de la Felicidad
Había un grupo de operarios de una fábrica que eran infelices. Pero ¿por qué eran infelices? Su sueldo era bueno, sus horas de trabajo eran las adecuadas, las condiciones de trabajo eran excelentes. Estos operarios admitían todo eso, no obstante su descontento era marcado. La gerencia estaba perpleja y preocupada. Finalmente se llamó a un psicólogo industrial. El profesional estudió la situación y descubrió que el problema estaba en los zapatos de los trabajadores.
Los operarios tenían que estar de pie por largos períodos de tiempo, y sus pies y piernas quedaban extremadamente cansados porque sus zapatos no eran los adecuados para ese tipo de esfuerzo. La fatiga que comenzaba en sus pies se desparramaba por los nervios. Y así cualquier dificultad, por pequeña que fuera, se transformaba en un problema serio.
La empresa mandó a hacer zapatos especiales y el descontento desapareció.
Frecuentemente ocurre lo mismo con nosotros...
…la cosa más simple nos afecta.
…una canilla que gotea puede irritarnos mucho.
…un día desagradable nos arruina toda la semana.
…una palabra dura pone fin a una amistad.
…un mal hábito deteriora un carácter.
…una pequeña preocupación da inicio a una cadena de preocupaciones.
…un pequeño dolor puede ser amplificado en nuestra mente al punto de convertirse en una enfermedad incurable.
¿Es usted una persona alegre? Se puede tener momentos de alegría originada por la obtención de cosas buenas, de logros merecidos, etc. Pero la verdadera felicidad no depende de las cosas que pasan a nuestro alrededor, ni de los triunfos obtenidos. ¡Ella proviene de fuentes internas de nuestra vida! ¡Es una actitud de vida basada en una experiencia muy fuerte a nivel espiritual!
El apóstol Pablo estaba encarcelado en Roma; estaba como un águila enjaulada. Habían logrado detenerlo en su misión de llevar las buenas noticias de que en Jesús hay vida abundante, por lo que sus enemigos estaban contentos. Pero él, aunque encadenado, había aprendido que la felicidad no depende de las circunstancias que nos toca vivir sino del estado de nuestra alma.
En esas condiciones le escribió a una iglesia en Filipos, y en su carta, (Filipenses) que puede ser leída en menos de 10 minutos, dieciséis veces les habla a los hermanos acerca de la importancia de alegrarse y ser felices.
¿Cómo un hombre que está en la cárcel, encadenado, puede hablar de felicidad? ¿No sería lógico que su carta estuviera saturada de quejas, protestas, reclamos, pedido de ayuda? ¿Qué sucedió en la vida de Pablo que lo hacía un hombre diferente, un hombre que a pesar de las dificultades seguía siendo feliz?
El secreto es que Pablo le había pedido a Dios que se involucrara en su historia; había abierto su corazón sinceramente a Dios, lo buscó y lo encontró, y Dios le cambió la vida.
¡Sólo Dios es la fuente de la verdadera felicidad! Hay un solo camino para llegar a Él. Ese camino es Jesús. Si usted no es feliz, le animo a que ore con fe y le pida a Jesús que perdone todos sus pecados, que intervenga en su vida, que la cambie al punto de hacer todo nuevo. Y la paz y la felicidad indestructibles fluirán de su interior.
Dios les colme de sus infinitas Bendiciones.
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