Una semana que no es santa
Leamos
Lucas 23:26-43
23:26 Y
llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús.
23:27 Y le
seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación
por él.
23:28 Pero
Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí,
sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.
23:29
Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los
vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron.
23:30
Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los
collados: Cubridnos.
23:31
Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará?
23:32
Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos.
23:33 Y
cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los
malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
23:34 Y
Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron
entre sí sus vestidos, echando suertes.
23:35 Y el
pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A
otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.
23:36 Los
soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre,
23:37 y
diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo.
23:38 Había
también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE
ES EL REY DE LOS JUDÍOS.
23:39 Y uno
de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el
Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros.
23:40
Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando
en la misma condenación?
23:41
Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.
23:42 Y
dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
23:43
Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el
paraíso.
Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5:8
Los
seres humanos tratamos de evitar el dolor. A lo que es placentero lo llamamos
bueno.
Cuando
la verdad duele, decidimos que debe ser malo.
La
muerte de Jesús muestra cómo el pecado (nuestro vivir sin Dios) puede hacer que
nos equivoquemos en cuanto a lo bueno y lo malo.
Nuestro
pecado juzga a Jesús, el Inocente, como culpable. Lleva a la muerte al Dador de
la vida.
En
una cultura que trata de ser feliz aún si eso requiere vivir en negación,
siento que necesito disculparme por esta semana.
La
llamamos «Semana Santa», aunque no
es santa, ya que de santa no tiene nada, solamente el nombre; observemos
detenidamente lo que se hace en esta semana:
Se
bebe hasta embriagarse, sin el temor de saber que al día siguiente debe ir a
trabajar, se vive desenfrenadamente, dándole cabida a los más bajos instintos,
se come con gula, se baila, se hacen orgias, se drogan etv.etc. En fin el comportamiento
no es precisamente el más idóneo para unos días supuestamente santos, ya que en
estos días se elevan las muertes por diversas índoles como asesinatos, peleas,
disputas, accidentes de tránsito debido a la embriaguez, asaltos, robos, hurtos
etc. Para hacer todas estas y más cosas se planifican una semana supuestamente
santa.
Quizás
debemos poner una etiqueta en esta semana: Precaución,
semana de mucha precaución y duelo. La muerte de Jesús puede mostrarle más de
lo que usted desea saber.
El Viernes
Santo no se refiere sólo a la muerte de Jesús… Se trata también de nosotros/as
y del costo de nuestro pecado. Esa es la verdad y no se puede negar.
Oración:
Señor Jesús, gracias por morir para librarme del pecado. En el
nombre de Jesús oramos. Amén.
Reflexión: Podemos
dejar de perdonar a los demás cuando Cristo deje de perdonarnos.
Dios le colme de sus infinitas
Bendiciones por siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario