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domingo, 30 de junio de 2013

 Vida y Obra del Apóstol Pablo

Capítulo 5 

LA OBRA QUE AGUARDABA AL OBRERO

 

 Ocho Años de Inactividad Comparativa en Tarso

Pablo estaba ahora en posesión de su evangelio, y conoció que la misión de su vida era predicarlo a los gentiles.
Pero todavía tuvo que esperar largo tiempo antes de comenzar su obra peculiar.
Oímos poco de él por siete u ocho años. Y solamente podemos conjeturar cuáles pueden haber sido las razones de la Providencia al hacer esperar a su siervo tanto tiempo.
Puede haber habido razones personales para ello, relacionadas con la historia espiritual de Pablo, porque el esperar es un instrumento común de la disciplina providencial para aquellos a quienes ha sido designada una obra extraordinaria.
Una razón pública puede haber sido que Pablo era todavía demasiado antipático a las autoridades judaicas para ser tolerado en aquellas reuniones en que la actividad cristiana tenía influencia.

Había tratado de predicar en Damasco donde ocurrió su conversión. Pero inmediatamente fue forzado a huir de la furia de los judíos, y yendo de allí para Jerusalén y comenzando a testificar como cristiano encontró en dos o tres semanas demasiada oposición.
No es de extrañarse; pues, ¿cómo hubieran podido los judíos permitir que el hombre que últimamente había sido el adalid principal de su casa predicara la fe para cuya destrucción se le había empleado?
Cuando huyó de Jerusalén dirigió sus pasos a Tarso, su ciudad natal, donde por años quedó en oscuridad.
Sin duda dio testimonio de Cristo a su familia, y hay algunas indicaciones de que llevó el evangelio a su provincia de Cilicia; pero si lo hizo, se puede decir que su obra era la de un hombre que trabaja en secreto, porque no estuvo en la corriente central ni visible del nuevo movimiento religioso.

Estas no son más que meras conjeturas motivadas por la penumbra histórica de aquellos años.
Pero hubo una razón indudable y de la más grande importancia posible para la dilación de la carrera de Pablo.
En este intervalo aconteció aquella revolución, una de las más importantes en la historia del género humano, por la cual los gentiles fueron admitidos a gozar privilegios iguales con los judíos en la iglesia de Cristo.
Este cambio procedió del círculo originario de los apóstoles en Jerusalén; y Pedro, el principal de todos ellos, fue el instrumento para efectuarlo.
Por medio de la visión del lienzo bajado del cielo con los animales puros e impuros, que tuvo en Jope, fue preparado para la parte que había de tomar en este cambio, y admitió en la iglesia a Cornelio y su familia, un gentil incircunciso de Cesárea, por bautismo.
Esta fue una innovación que envolvía incalculables consecuencias.
Fue un preliminar necesario para la obra misionera de Pablo, y los eventos subsecuentes demostraron cuan sabio fue el arreglo Divino por el cual los primeros gentiles que entraron en la iglesia fueron admitidos por las manos de Pedro, y no por las de Pablo.

Pablo Descubierto por Bernabé y llevado a Antioquia

>Su Obra< Alli Tan luego como este hecho aconteció, el campo estuvo listo para la carrera de Pablo e inmediatamente fue abierta una puerta para su entrada en él.
Casi al mismo tiempo en que acontecía el bautismo de la familia gentil en Cesárea, un gran avivamiento brotó entre los gentiles de la ciudad de Antioquia, capital de Siria.
El movimiento había comenzado con los fugitivos arrojados de Jerusalén por la persecución, y fue continuado con la sanción de los apóstoles, quienes enviaron de Jerusalén, para presidirlo, a Bernabé, uno de sus colaboradores de más confianza.
Este hombre conoció a Pablo. Cuando este último llegó a Jerusalén la primera vez después de su conversión, y trató de unirse con los cristianos de allí, todos tuvieron miedo de él, sospechando que los dientes y las garras del lobo estuvieran ocultos bajo el vellón del cordero.
Pero Bernabé superó estos temores y sospechas, y habiendo tomado al nuevo convertido y oído su historia, creyó en él y persuadió a los demás a recibirle.
La comunión comenzada así duró solamente dos o tres semanas en aquella época, puesto que Pablo tuvo que dejar Jerusalén; pero Bernabé había recibido una profunda impresión de su personalidad y no se olvidó de él.

Cuando fue enviado para presidir el avivamiento en Antioquia pronto se encontró embarazado con su magnitud y sintió la necesidad de ayuda.
Se le ocurrió la idea de que Pablo era el hombre que necesitaba.
Tarso no estaba lejos, y allá se fue para buscarle. Pablo aceptó su invitación y volvió con él a Antioquia.
La hora que había esperado había llegado, y se entregó a la obra de evangelizar a los gentiles con el entusiasmo de una gran naturaleza que al fin se encuentra en su propia esfera.
El movimiento desde luego respondió a su actividad. Los discípulos llegaron a ser tan numerosos y prominentes, que los paganos les dieron un nuevo nombre el de cristianos que, desde entonces, ha continuado siendo el título de su fe en Cristo; y Antioquia, una ciudad de medio millón de habitantes, llegó a ser el centro del cristianismo, en lugar de Jerusalén.
Pronto una gran iglesia se formó, y una de las manifestaciones del celo de que estuvo llena fue el propósito, que gradualmente se transformó en resolución entusiasta, de enviar misioneros a los paganos.

Como consecuencia, Pablo fue designado para este servicio.

El Mundo conocido en aquel Periodo.

Al verle afrontando, al fin, la obra de su vida, detengámonos para hacer una breve revista del mundo, al cual fue enviado a conquistar. Nada menos que esto se propuso.
En el tiempo de Pablo el mundo conocido era tan pequeño que no parecía imposible que un solo hombre hiciera la conquista espiritual de él, especialmente cuando éste había sido preparado maravillosamente para enfrentar la nueva fuerza que estaba a punto de atacarlo.
Consistía en un disco estrecho de tierra que el mar Mediterráneo rodeaba. Este mar mereció en aquel tiempo el nombre que llevaba, porque el centro de gravedad del mundo, que desde entonces ha cambiado a otras latitudes, estaba en él.
El interés de la vida humana estaba concentrado en los países del sur de Europa, la porción occidental de Asia, y una zona del norte de África, las que forman sus orillas.
En este pequeño mundo hubo tres ciudades que se dividieron entre sí los intereses de aquella época.
Estas fueron
Roma, Atenas y Jerusalén, las capitales de las tres razas, la romana, la griega y la judaica.
Estas ciudades gobernaban en todos sentidos aquel antiguo mundo.
Esto no significa que cada una de ellas hubiera conquistado una tercera parte del círculo de la civilización, sino que cada una de ellas se había difundido en turno sobre todo él, y todavía lo dominaba, o, a lo menos, había dejado señales imperecederas de su presencia.

Los Griegos

Los griegos fueron los primeros en tomar posesión del mundo. Fueron el pueblo de destreza y genio, los maestros perfectos del comercio, de la literatura y de las artes.
En las épocas muy primitivas desplegaron su instinto de colonización, y enviaron a sus hijos a conseguirse nuevas habitaciones por el Oriente y el Occidente, lejos de su hogar natal.
Por fin, se levantó entre ellos uno que concentró en sí mismo las tendencias más fuertes de la raza, y que por la fuerza de las armas extendió el dominio de Grecia hasta la frontera de la India.
El vasto imperio de Alejandro Magno se rompió a su muerte, pero un resto de la vida e influencia griegas permaneció en todos los países por los cuales había pasado la corriente de sus ejércitos conquistadores.
Las ciudades griegas, tales como Antioquia en Siria y Alejandría en Egipto, florecieron en todo el Oriente; los comerciantes griegos abundaban en todos los centros del comercio; los maestros griegos enseñaron la literatura de su patria en muchas comarcas; y, lo que es más importante, el idioma griego llegó a ser el vehículo general para la comunicación, entre las naciones, de los pensamientos más serios.
Aun los judíos, en los tiempos del Nuevo Testamento, leyeron sus propias Escrituras en una versión griega, habiendo muerto el original hebreo.
Tal vez la lengua griega es la más perfecta que el mundo ha conocido, y hubo una providencia especial en su difusión completa, antes que el cristianismo necesitara un medio de comunicación internacional.
El Nuevo Testamento se escribió en griego, y dondequiera que los apóstoles del cristianismo viajaban, estaban en posibilidad de ser entendidos en este idioma.

Los Romanos

En seguida tocó su turno a los romanos en la posesión del globo.
Originalmente, los individuos de una pequeña tribu, vecina de la ciudad que les dio nombre, se extendieron poco a poco, se fortalecieron y adquirieron tanta habilidad en el arte de la guerra y del gobierno, que llegaron a ser conquistadores irresistibles, marchando en todas direcciones para hacerse amos del mundo.
Sujetaron a la Grecia misma y dirigiéndose al Oriente conquistaron los países que Alejandro y los que le sucedieron habían gobernado.
En realidad, todo el mundo conocido llegó a ser suyo, desde el Estrecho de Gibraltar hasta el más lejano Oriente.
No poseyeron el genio de los griegos. Sus cualidades eran la fuerza y la justicia. Sus artes no eran las del poeta ni las del pensador, sino las del soldado y las del juez.
Derribaron las divisiones entre las tribus de los hombres y les obligaron a estar en paz unos con otros, porque todos igualmente estaban bajo el mismo gobierno de hierro.
Cubrieron los países de caminos que los unían con Roma, y que fueron triunfos tan sólidos de ingeniería que algunos de ellos han permanecido hasta hoy.
Por estos caminos avanzó el mensaje del evangelio. De esta manera los romanos también demostraron ser los precursores del cristianismo, porque su autoridad en tantos países proporcionó a los primeros propagadores facilidad de movimiento, y protección contra los caprichos e injusticias de los tribunales de ciertas localidades.

Los Judios

Entretanto, la tercera nación de la antigüedad también había completado su conquista del mundo.
Aunque no por la fuerza de las armas, los judíos, también se difundieron como los griegos y romanos lo habían hecho.
Verdad es que por varios siglos habían soñado con la venida de un héroe guerrero, cuyo valor sobrepujaría al de los más célebres conquistadores gentiles.
Pero nunca vino; y la ocupación por los judíos de los centros de civilización tuvo que efectuarse de una manera más quieta.
No ha habido cambio en las costumbres de ningún pueblo más extraordinario que el ocurrido en la raza judaica, en el intervalo de cuatro siglos entre Malaquías y Mateo, del cual no tenemos registro en las sagradas Escrituras.
  En el Antiguo Testamento vemos a los judíos encerrados dentro de los estrechos límites de Palestina, ocupados principalmente en asuntos de agricultura, y guardándose con celo de toda comunicación con las naciones extranjeras.
  En el Nuevo Testamento los encontramos todavía apegados con tenacidad desesperada a Jerusalén, y a la idea de su propio estado de separación.
Pero sus costumbres y habitaciones han cambiado completamente.
Han abandonado la agricultura y se han entregado con actividad y éxito extraordinarios al comercio.
Y con este objeto en vista, se han difundido por todas partes, por África, Asia y Europa: y no hay ciudad de importancia donde no se encuentren.
Por cuáles pasos este cambio extraordinario se efectuó, sería largo y difícil de decir. Pero se había efectuado y el resultado fue de suma importancia en la historia primitiva del cristianismo.
Donde quiera que los judíos se establecieran, tuvieron sus sinagogas, sus Escrituras Sagradas, su creencia inflexible en el único y verdadero Dios.
No solamente esto; sus sinagogas, por todas partes agruparon prosélitos de los pueblos gentiles en derredor de ellas.
Las religiones paganas estaban en este período en un estado de postración completa.
Las naciones más pequeñas habían perdido la fe en sus deidades, porque no habían podido defenderlas de los victoriosos griegos y romanos.
Pero los conquistadores, por otras razones, habían perdido igualmente la fe en sus propios dioses. Fue una época de escepticismo, decaimiento religioso y corrupción moral.
Pero siempre ha habido hombres que desean un credo en que poder confiar. Estos andaban en busca de una religión, y muchos de ellos encontraron refugio de los mitos degradantes e increíbles de los dioses del politeísmo, en la pureza y monoteísmo del credo judaico.
Las ideas fundamentales de este credo son los fundamentos de la fe cristiana también.
Donde quiera que los mensajeros del cristianismo viajaron, se encontraron con personas con quienes tenían muchos conceptos religiosos en común.
Sus primeros convertidos fueron judíos y prosélitos. La sinagoga fue el puente por el cual el cristianismo pasó a los paganos.

Los Bárbaros y  los Cristianos.

Tal  fue, pues, el mundo  al que  Pablo  fue  enviado  a conquistar.  
Fue un mundo lleno por todas partes de estas tres influencias.
Pero hubo otros dos elementos en la población, que proporcionaron numerosos convertidos para los primeros predicadores: los habitantes originarios de varios países, y los esclavos aprisionados en las guerras, o los descendientes de éstos, sujetos a ser cambiados de un lugar a otro, y vendidos según las necesidades o caprichos de sus amos.
  Una religión cuya principal gloria era predicar las buenas nuevas a los pobres no rechazaría estas clases bajas; aunque el conflicto del cristianismo con las fuerzas del tiempo que tenían posesión del destino del mundo naturalmente atrajo la atención, no debe olvidarse que sus mejores triunfos han consistido siempre en el alivio y mejoramiento de la condición de los humildes.

Dios les continué Bendiciendo.

 

martes, 25 de junio de 2013




ANTIGUO CONSEJO CHINO

Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo:
-¡Padre, qué desgracia!
Se nos ha ido el caballo.

-¿Por qué le llamas desgracia? -respondió el padre.
Veremos lo que trae el tiempo...
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.
-¡Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho.
Nuestro caballo ha traído otro caballo.
-¿Por qué le llamas suerte? - repuso el padre.
Veamos qué nos trae el tiempo.
En unos cuantos días más el muchacho quiso montar el caballo nuevo y éste no acostumbrado al jinete se encabritó y lo arrojó al suelo.

El muchacho se quebró una pierna.
-¡Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho.
¡Me he quebrado la pierna!
Y el padre retomando su experiencia y sabiduría sentenció:
-¿Por qué le llamas desgracia?
¡Veamos lo que trae el tiempo!
El muchacho no se convencía de la respuesta sino que gimoteaba en su cama.
Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para llevárselos a la guerra.
Vinieron a la casa del anciano pero como vieron al joven con su pierna entablillada lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo para ver si algo es malo o bueno.
La moraleja de este antiguo consejo chino es que:
"la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno y lo bueno malo”.
Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en DIOS porque todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas...
Recuerda siempre que “Todas las cosas nos ayudan para nuestro bien esa es una promesa de Dios para nuestras vidas.

Que el Dios de amor y de paz envíe su Santo Espíritu sobre ti y derrame abundantes Bendiciones sobre ti y todos los tuyos.

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sábado, 15 de junio de 2013

Para todos los padres del mundo en su día ·Dios les Beniga hoy,mañana y por siempre·



                     Papito... ¿Cuánto me amas?

 El día que mi Hija nació, en verdad no sentí gran alegría.
Porque la decepción que sentía parecía, ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener una hija.

REFLEXIONANDO

A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucía pálida y agotada y la otra radiante y dormilona.
En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisita de mi hija y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a amarla con locura.
Su carita, su sonrisita y su mirada no se apartaban ni por un instante de mis pensamientos, todo se lo quería comprar, la miraba en cada niño o niña, hacía planes sobre planes, todo sería para mi hijita.

Este relato era contado a menudo por Randolf, el padre de la niña y yo también sentía gran afecto por ella ya que era la razón más grande para vivir de Randolf según decía él mismo.
Una tarde estaba mi familia y la de Randolf, haciendo un picnic a la orilla de un río cerca de casa y la niña entabló una conversación con su papá, todos escuchábamos:
Papi,... cuándo cumpla quince años ¿Cuál Será mi regalo?
-Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha?
Bueno papito,... tú siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.
La conversación se extendía y todos participamos de ella. Al caer el sol regresamos a nuestras casas.

Una mañana me encontré con Randolf  enfrente del colegio donde la niña estudiaba, quien ya tenía catorce años.
Randolf se veía muy contento y la sonrisa no se apartaba de su rostro.
Con gran orgullo me mostraba las calificaciones, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos, o, sobresaliente y los estímulos que les habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores, felicite al dichoso papá.
La niña ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá.
Fue un Domingo muy temprano cuando nos dirigíamos a la Iglesia, cuando la niña tropezó con algo, eso creíamos todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera...
Ya instalados en la iglesia, vimos cómo fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.

La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital.
Allí permaneció por diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, qué debían practicarle otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.

Los días iban pasando, Randolf renunció a su trabajo para dedicarse a su cuidado, su madre quería hacerlo pero decidieron que ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él.
Una mañana Randolf se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:
-¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los doctores?
-- No mi amor... no vas a morir, Dios que es tan grande, Él no permitiría que pierda lo que más he amado sobre este mundo, respondió el padre.
-Los que mueren ¿Van a algún lugar? ¿Pueden ver desde lo alto a su familia? ¿Sabes si pueden volver? preguntaba su Hija.
-- Bueno hija,... en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el más allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para venir a verte.
-¿Al viento? ¿Y cómo lo harías?
-- No tengo la menor idea hijita, solo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, llamaron a Randolf, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban un corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más.
¡UN CORAZÓN!
¿Dónde hallar un corazón?
¡Un corazón!
-¿Dónde Dios mío?

Ese mismo mes su hija cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar.
El Domingo por la tarde ya estaba operada, todo salió como los médicos lo habían planeado.
¡Éxito total!
Sin embargo, Randolf todavía no había vuelto por el hospital y la niña lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría para sostener la familia.
La niña permaneció en el hospital por quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte y así lo hicieron.

Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre:
"Hijita de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa que me hicieron los médicos que te operaron.
No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante.
Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías diez añitos y a la cual no respondí.
Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría por mi hija...
Te regalo mi vida entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que quieras, te regalo mi corazón.
                   ¡¡Vive hija!!
¡¡Te amo con todo mi corazón!! "

Lloró todo el día y toda la noche; al día siguiente fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá; lloró como nadie lo ha hecho y susurró:
“Papi,... ahora puedo comprender cuanto me amabas… yo también te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la importancia de decir "Te Amo" y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces ".

En ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y florecillas, y una suave brisa rozó sus mejillas, alzó la mirada al cielo, intentó secar las lágrimas de su rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar.

Si este mensaje tocó tu corazón, envíalo a tus mejores amigos como señal de tu amistad… Por favor nunca dejes de decir "TE AMO"… No sabes si será esa la última vez...

CADA DIA A CADA INSTANTE EXPRESA TU AMOR     A LOS SERES QUE MAS AMAS…

Si este mensaje ha impactado tu vida, recuerda un amor mucho más grande que el del Padre de nuestra historia; ese  es el amor de Dios hacia nosotros, ya que Él no escatimo en sacrificar a su Divino Hijo Jesucristo, para que todos aquellos que en Él creamos no muramos, más bien que tengamos vida en abundancia en Cristo Jesús.
Pues solo por medio de Él llegaremos ante nuestro Padre Celestial a gozarnos de la vida eterna en su Gloría y en ningún otro hay salvación.

Entrégate al AMOR de Jesús...

Si deseas conocer más del amor de Dios por ti, te invito a que conozcas más de su Divina Palabra en: www.tunuevaalegria.com.ve